Capítulo 32

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LILITH VETTMOND. 



No se hizo público el estado de salud de Johan, pero eso no impidió que todo el equipo estuviera tenso, pues la debilidad de nuestro equipo era él. Sin su ayuda, no podremos llevar a cabo la estrategia que tenemos en mente, así que antes de la carrera tomó algunas pastillas y subió al monoplaza.

El plan es simple: él se encarga de Killian y yo me encargo de Yakov. Actualmente estamos en segundo lugar en ambos campeonatos, pero si hoy logramos obtener varios puntos, estaremos en la cima de nuevo.

La carrera inició como siempre, pero esta vez pude contener mis nervios porque tenía una buena razón para luchar por esta victoria: Johan krieger. Tenía que hacer que su esfuerzo valiera la pena. Estaba decidida a que esto funcionara y así fue como inicié con la estrategia manteniendo el ritmo de velocidad para estar a diez segundos de distancia con Yakov, lo cual me dio una gran ventaja al inicio, pero conforme se fue acortando ese tiempo, me terminó adelantando. A pesar de eso continué presionado durante varios minutos hasta que finalmente pude adelantarlo después de una curva, sin embargo, solo duró poco tiempo, pues Yakov volvió a alcanzarme.

Esta vez estuvo enfrente de mí durante dos vueltas completas hasta que finalmente entró a boxes y pude obtener mi posición de regreso. Mientras él cambiaba neumáticos yo intenté usar el máximo de mi velocidad, y cuando regresó, me di cuenta que no fue suficiente, pues sólo estábamos a diez segundos el uno del otro.

Me siento completamente desesperada por obtener un lugar en el podio. La presencia de Yakov dentro de la pista es sofocante, incluso más que cuando me enfrenté a Johan. Es por esa razón que Johan y yo necesitamos estar unidos luchando contra ambos Mercedes.

La experiencia de Yakov es indudable, pero yo también he aprendido muchas cosas desde que llegué a Fórmula 1.

—Box, box, box —dijeron en la radio y tuve que cambiar mi rumbo de inmediato tan pronto como la calle de boxes apareció frente a mí.

Por suerte todo salió bien y tan pronto como regresé a la carrera, me concentré completamente en adelantar. Durante varios minutos estuve presionando a Yakov sin mucho éxito hasta que ocurrió un verdadero milagro: el Safety car apareció como un ángel respondiendo mis plegarias. Solo algo como eso podía cambiar el rumbo de la situación y definitivamente lo aprovecharía.

Cuando acabó el lapso de formación y el Safety car se fue, aceleré y logré adelantar a Yakov. Durante la última vuelta conservé mi lugar, pero la presión de que en cualquier momento podrían quitarme mi lugar me acechaba de una forma tan desagradable que incluso sentí náuseas.

Después de varios minutos de tensión, logré cruzar la meta con el primer lugar. Solté el aire que contuve segundos antes y por fin celebré con mi equipo.

Por lo tanto, cuando salimos del monoplaza, corrí hacia él para abrazarlo. Nuestro momento fue captado por una infinidad de cámaras, luego llegamos al podio para levantar el premio juntos mientras nuestro equipo celebraba desde el público. A pesar de que habíamos ganado, éramos conscientes de que las demás carreras no serían tan fáciles y por eso tenemos que estar más unidos que nunca para poder contener a ambos Mercedes.

Era una locura, puesto que solo nos habíamos enfrentado entre nosotros. Sin embargo, resultó muy bien trabajar en equipo: él como defensa y yo como la fuerza.

Ahora estábamos un paso por delante de los Mercedes.


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EL GRAN CIRCO/FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora