Capítulo 27

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LILITH VETTMOND

Cuando despierto a lado de Johan, me duele todo el cuerpo. Apenas si puedo mover mis piernas y cuando logro llegar al baño, me doy cuenta de todas las marcas rojas que tengo en cuello, piernas y abdomen. 

El estar en la misma cama con el tipo que solía ser mi rival es abrumador, pero excitante de igual forma, porque una vez que el mundo se entere, la temporada en F1 se volverá aún más emocionante. Las personas preguntarán y preguntarán cómo diablos ocurrió. Otros solo dirán que ya lo sabían y que lo único que faltaba era que lo confirmaran. 

Después de pensar en todo lo que hicimos ayer, tomé una ducha de agua extra caliente para aliviar el dolor de mis músculos, y al salir, Johan ya estaba despierto. Cuando me vio, caminó hacia mí y me besó en la mejilla.

—Buenos días —dijo en voz baja—. ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas que te traiga algo?

—No, estoy bien —respondí. 

Johan suspiró.

—Reservé una mesa en un restaurante. Debes estar cansada después de lo de ayer, así que… tienes que recuperar energía.

Sonreí de forma pícara. 

—Oh, sí. Fuiste demasiado… profundo.

Johan quiso sonreír, pero se contuvo y comenzó a tocar mi cabello con delicadeza con su dedo índice, el cual se fue deslizando poco a poco hasta mis labios. 

Él tiene una forma especial de tocarme y mirarme. Una que parece ser exclusiva. A todos los demás los observa de forma retadora, pero a mí… Es como si me estuviera mirando con tanta devoción. Al final, es un deseo por mantenerse cerca de algo. 

—¿Por qué… Me haces sentir tanto? —inquirió y acercó su rostro a mi cuello de forma sutil—. Eres tan perfecta que no me puedo resistir a ti, Lilith.  Si estás lejos de mí me siento intranquilo. Eres la única persona que puede hacer un desastre conmigo. 

Sonreí de forma coqueta y deslicé mis brazos por su cuello. 

—¿En serio?

Acercó sus labios a los míos, pero no se tocaron. 

—Absolutamente —respondió con la respiración entre cortada—. Estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por ti. 

Me mordí el labio inferior. 

—Yo sé lo que quiero de ti, pero ¿tú que quieres de mí?

Johan me empujó a la cama y se puso de rodillas entre mis piernas con una mirada suplicante. 

—Quiero que solo me mires a mí —respondió con la respiración entrecortada y un bulto entre sus piernas ya era visible—. ¿Qué es lo que tú quieres de mí?

—Que seas mío —dije y le di un beso en los labios—. Lamentablemente, estoy demasiado cansada para que lo hagamos otra vez. Encárgate de eso solo. Te espero en…

Johan se levantó, me empujó para que me recostara en la cama y atrapó mis muñecas encima de mi cabeza. Su respiración se volvía cada vez más agitada. 

—No vas a dejarme con este problema, ¿O si?

Sonreí.

—¿Qué quieres que haga?

Johan me observa con intensidad.

—Usa tu linda boca.

Comenzó a bajar el cierre de su pantalón lentamente. Estaba decidido y yo tenía curiosidad, así que no me quejé. Nunca había hecho una felación, pero había investigado sobre el tema cuando era adolescente, así que no era algo tan desconocido.

EL GRAN CIRCO/FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora