Capítulo 35

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LILITH VETTMOND.

Desperté en el hospital con fuertes dolores musculares, y mientras mi vista se adaptaba a la luz blanca del hospital, pude observar frente a mi la silueta de alguien. Esta se mantuvo quieta hasta que recuperé mi vista por completo y pude percatarme de que se trataba de Yakov. Cuando se dio cuenta de que estaba despierta, se levantó de su asiento y se acercó a mi con una gran sonrisa. 

—¿Qué pasó? —inquirí con desconfianza. 

—Te desmayaste después de ganar. El médico dijo que no has comido ni dormido bien durante meses y eso provocó tu colapso. 

Me toqué la cabeza.

—Me siento mal…

—Es obvio; llegaste al límite —respondió con una risita—.  Bueno, será mejor que te arregles para que podamos irnos.

—¿Ta  rápido me van a dar de alta?

—No, te llevaré a una cena con los peces gordos que pagan tu salario, querida.

—¿Cuál cena? 

—Te hice la promesa de que te daría la respuesta al finalizar la temporada, y aquí estoy, cumpliendo lo que te dije. Ahora no me hagas perder el tiempo. 

—¿Tan pronto?

—En esa cena estará tu padre y varias personas importantes. Si crees que no es importante, no vayas. 

No estaba preparada para ver a mi padre, a Ginger y a cualquier otra persona involucrada en esta situación. Ni siquiera tenía fuerzas para levantarme de la cama, lo que me recuerda a cuando estaba tan deprimida por la muerte de mi hermana que ni siquiera deseaba volver a Formula 1. 

La diferencia es que en aquel entonces regresé para descubrir la verdad y ahora que estoy a punto de lograrlo, tengo que continuar. 

Suspiré. 

—¿En dónde será?

—En el hotel más exclusivo de Abu Dhabi.

—¿Tienes un plan?

—De hecho… Sí. —Me dio una máscara blanca tipo carnaval—. Necesito que te lo pongas para que crean que eres parte del personal  privado que nos va a atender durante la cena de hoy.  Esto te dará la oportunidad de escuchar la conversación mientras sirves el té. Nadie sospechará porque pedí que todo el personal tuviera el rostro cubierto. 

—Parece como si estuviera a punto de unirme a una secta.

—También quiero darte una advertencia: NO TE ATREVAS A OCASIONAR UN ALBOROTO, o nos matarán a los dos. Aunque hayas convivido antes con las personas que verás hoy, nada te garantiza que no  harán nada en tu contra si llegan a descubrirte. Se trata de los peces gordos de Fórmula 1 y ni tú ni yo tenemos oportunidad de ganar.

—Sí, no soy estupida. No hablaré. 

—El uniforme está en mi auto, iré por él para que te lo pongas. 

Cuando regresó con el traje de mesera, la textura de la ropa  me incomodó tan pronto como me la puse. Además, mis músculos aún me dolían, así que cualquier movimiento  parecía una tortura. Después de pedir mi alta, nos fuimos en su auto hacia el hotel en el que se llevaría a cabo la cena, y al llegar a la entrada de este, me puse la máscara para evitar que alguno de los empleados me reconociera. Ahora solo faltaba recibir las últimas instrucciones de Yakov. 

—Recuerda: no ocasiones un alboroto, mantén la calma y…. Si crees que es demasiado para ti, puedes retirarte cuando quieras. 

Asentí y avancé junto a él hacia el elevador, el cual nos llevó hasta el noveno piso, en donde un enorme y lujoso restaurante nos esperaba. Los empleados estaban acomodando los cubiertos en la mesa larga que estaba enfrente de la puerta y después de que Yakov tomó asiento, yo tuve que tomar mi lugar al lado de la jefa de los meseros que estaba inspeccionando que todo saliera correctamente. Ella no me dirigió la palabra  durante los minutos que esperamos al primer invitado: Ginger y Augusto, quienes llegaron con ropa blanca a juego. Por un momento pensé que  lo saludarían animadamente, pero  Ginger le dio un puñetazo a Yakov en la mejilla que lo tiró de la silla. Augusto se asustó.

EL GRAN CIRCO/FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora