Capítulo 24

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LILITH VETTMOND

Cuando llegamos al  hospedaje que utilizaremos como set de grabación para dar a conocer la rutina diaria de los pilotos de Kabulton, los miembros del equipo nos dijeron que había cámaras en distintos sitios de la casa, por lo tanto, sólo tendríamos privacidad en el baño.  Me parecía una locura que fueran tan intrusivos, pero… no podía hacer nada, ya que todo era parte del show. 

Mientras todos ellos preparan la iluminación y eligen las actividades más divertidas del programa, decidí escaparme a la tienda de helado más famosa en Mónaco, pues desde hace tiempo quería probar el nuevo sabor de cereza y mango que estaba promocionando la empresa con tanta insistencia en redes sociales. Era por eso y el hecho de que todo esto me estaba agobiando como nunca. Ahora me doy cuenta que solo me gusta la atención excesiva cuando estoy en el podio, fuera de eso, me parece una tortura. 

Cuando llegué al elegante establecimiento, me formé detrás de una mujer de brillante cabellera rubia que tenía un ligero olor a frutas. Saqué mi teléfono para avisarle a mi asistente que me encontraba aquí, pero antes de que pudiera enviar el mensaje, alguien que pasó a mi lado captó mi atención absoluta. Levanté la mirada y vi a la única persona que no deseaba encontrarme fuera del garaje: Yakov. 

Quise escapar de su campo de visión, pero fue demasiado tarde cuando la chica rubia se giró hacia mí y sonrió. Eventualmente, él hizo lo mismo. 

—Es una grata sorpresa encontrarte aquí, Lilith —dijo Yakov con alegría—. Te presento a mi esposa: Emily Brown. También tenemos un hijo llamado Dorian, pero… se quedó en el auto con la niñera. 

Intenté forzar una sonrisa amable, pero no salió como quería. 

—Es una sorpresa encontrarte aquí —dije.

La pareja soltó una risita.

—Bueno, dado que la próxima carrera se llevará a cabo en Mónaco, era obvio que necesitaba viajar días antes para practicar. 

—Es bueno que te lo tomes en serio. 

La seriedad en mi forma de responder era evidente. No me siento cómoda con él después de las emociones explosivas que me hizo sentir en la carrera. Fue como si me quitaran un trozo de carne cuando lo vi levantando el premio con una gran sonrisa. 

—Lilith, no soy tu enemigo —dijo con cautela—. Para ser sincero, cuando investigué sobre ti, me sorprendió mucho tu trayectoria. Es difícil encontrar errores cuando conduces, sin mencionar el enfoque tan fuerte que tienes. 

—Sí, estoy orgullosa de eso. Es difícil no ceder a tus emociones en momentos de tensión. 

Lo cual no está funcionando desde que llegaste…

—Y me ha tomado por sorpresa que seas el tema de conversación en la mesa de los peces gordos. Creen que tienes potencial. Yo también lo creo, pero… tengo la sospecha de que te falta algo para pasar al siguiente nivel.

Fruncí el ceño. 

—¿Quienes son los peces gordos?

Yakov me sonrió con una perversión escondida que me dio escalofríos. 

—Personas que están muy interesadas en ti. 

—Es extraño…

—No lo pienses demasiado y disfruta. 

Fruncí el ceño.

El hombre de familia no parecía confiable, y aunque tenía un hijo esperando en casa, no era capaz de frenar en momentos donde su vida se ponía realmente en riesgo. La forma tan agresiva en la que conduce no es propia de un hombre que tiene una familia. Pero es propia de un Krieger. 

EL GRAN CIRCO/FinalizadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora