Capitulo 4

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Zariah
Suena la alarma de mi teléfono y lo apago. Mi día ha comenzado oficialmente una vez más. Tengo que ir a mi trabajo de el restaurante, estos días rara vez duermo, eso no es una opción para mí en este momento. Tengo tantas facturas médicas y pagos de la casa más medicamentos que necesito poder pagar para mi padre. No tengo el lujo de dormir hasta tarde. Llegué a casa alrededor de las 5 de la mañana y mi turno en el restaurante comienza a las 11 de la mañana. Me preparo rápidamente. Ya me habia duchado tan pronto como llegué a casa. Voy a la cocina donde mi mamá ya está cocinando huevos con jamón y frijoles y una salsa.

—Buenos días papis ¿cómo están hoy? ¿cómo te sientes papi?

—Me siento bien Zari, no te preocupes por mí mija.–Dice Don Josue

—Zari buenos días ven a desayunar siéntate.–Dice  Doña Carmen

—No mami tengo que irme a trabajar ahora mismo antes de que llegue tarde. Los amo, los veré mañana, ya saben, si necesitan algo, no duden en llamarme.

—Si mi niña, no te preocupes, ven aquí déjame darte la bendición.

—Gracias mami.

Abrazo y beso a mis padres y tomo mi mochila, y me voy. Camino hasta el restaurante ya que no esta muy lejos de mi casa.

Minutos despues llego al restaurante y ya está lleno, voy atrás para lavarme las manos, agarro mi delantal y marco mi tiempo. Saludo a mis amigas y Vanessa me señala la mesa donde mi cliente regular ya me está esperando.

Don Joaquín es un cliente habitual aquí, el temido Chapo Guzman siempre viene a comer aquí y ya me conoce. Siempre me pide que lo atienda junto con sus hijos Alfredo y Ovidio que son muy amables conmigo. Pero en este día en particular noto a otro hombre sentádo junto a ellos. El es de tez clara, cabello castaño claro, tiene barba y se ve muy limpio y muy guapo debo admitir. Siento que lo he visto antes, pero no se en donde, no pienso mucho en eso y camino hacia esa mesa.

—Buenas tardes, Don Joaquín un placer verlo nuevamente por aquí ¿cómo ha estado?  

—Hola Zariah bien y tu?

—Bien tambien.

—Que grosera de tu parte Zari que estamos pintamos en la pared o que? –Dice Alfredo

—Es cierto que ni siquiera nos saluda. –Dice Ovidio

—Nada de eso, ¿cómo están? 

—Bien, bien. –Contestan Alfredo y Ovidio

—Mija déjame presentarte a mi hijo mayor, finalmente está aquí con nosotros, este es Iván.

—A Hola encantada de conocerte Iván.

Miro a mi derecha y extiendo mi mano justo en ese momento el tal Ivan levanta la vista del menú y me mira y entonces sé exactamente de dónde lo conocí. Es el mismo Iván de anoche al que le bailé, el mismo que me dio la increíble cantidad de propina. Dios mío, es tan guapo ahora que puedo verlo con mejor iluminación, es un hombre muy hermoso. Anoche con la luz oscura del club no pude ver todos sus rasgos faciales y parece como si hubiera sido tallado por los dioses griegos. Él arquea una ceja y mira mi mano y la ignora por completo. 

—Mmm sí, hola.–Dice Ivan

¿Qué diablos? Este tipo no es el mismo de anoche. Es tan grosero que ni siquiera me saludo. Continuó mirando su menú sin ninguna preocupación en el mundo.

—Iván, no seas grosero, saludala. –Dice Don Joaquin

Le doy la mano a la mesera de mala gana y me aseguro de apretarla lo más fuerte que puedo haciendo que un pequeño grito salga de ella, al instante me río y la miro a la cara. Nos miramos fijamente durante unos segundos y ella retira su mano de la mía. No pude evitar notar sus bonitos ojos, pero no le presté demasiada atención y seguí mirando mi menú.

ɪɴᴅᴇʟᴇʙʟᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora