Capitulo 44

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Iván
Llego al trabajo de Zariah y la espero afuera. Normalmente espero aqui afuera y ella viene, pero ya se me hace mucho que no salga. La llamo por telefono pero no hay respuesta. Empiezo a preocuparme, así que salgo de mi auto y entro a la clínica. Tan pronto como pongo un pie en la clínica escucho gritos, rápidamente corro hacia donde vienen esos gritos y lo primero que veo es a ese maldito doctor con sus asquerosas manos sobre mi esposa, ella está peleando con él y empujándolo, pero su agarre es demasiado fuerte. La furia me invade al ver eso y corro y lo agarro y lo tiro con fuerza al suelo y comienzo a golpearlo.

—Aléjate de ella, maldito bastardo!!

Lo sigo golpeando sin parar, estoy cegado por la furia de verlo a punto de aprovecharse de mi esposa. Miro a Zariah y se cubre con lo que le queda de su blusa, se ve asustada, está llorando e hiperventilando sé que le está costando respirar, está teniendo un ataque de asma. Le pego una vez más a este pendejo y le digo a Gavilán que se encarge de el.

Me aseguré de susurrar mis palabras, no quiero que mi muñeca sepa nada sobre lo que le espera a este perro.

—Gavilán ya sabes qué hacer, iré más tarde a la bodega.

—Entendido Iván.

Agarro el bolso de Zariah y rápidamente busco su inhalador y la hago inhalarlo 2 veces. 

—Ven aqui mi amor estas bien, yo estoy aquí ahora mi reina.

Me quito mi saco y lo envuelvo alrededor de su pequeño cuerpo, la abrazo y ella comienza a llorar en mis brazos. Puedo sentir su cuerpo temblar de lo asustada que esta mi niña hermosa.

—Shhh tranquilita mi amor, ¿Estas bien? ¿Te lastimó mi vida?

—Yo... estoy bien, solo estoy asustada, Ivan, si no hubieras llegado aquí, él habría......

—Shhh ni siquiera menciones eso, salgamos de aquí, te prometo que ese cabrón nunca más se acercará a ti, nunca más, mi amor, nunca mas.

Vamos a mi rancho y durante todo el camino a casa sostuve a Zariah en mis brazos como una niña indefensa. Ella seguía llorando y abrazándome como si no quisiera separarse de mí nunca. Llegamos a casa y se que el pendejo esta en la bodega. Lo hare pagar con mis propias manos, pero no antes de calmar a mi muñeca, tengo que asegurarme de que ella esté bien, no quiero dejarla sola y por la apariencia ella tampoco quiere estar sola.

—Ven mi amor vayamos adentro.

Cargo a Zariah dentro de la casa a mi habitación, ella esta en silencio todo el tiempo, la senté en la cama mientras agarraba todo lo necesario para bañarla. Una vez que tengo todo, la llevé al baño y lenta y suavemente tomé pieza por pieza de su ropa y se la quité. Intentó cubrir su cuerpo parecía avergonzada pero le quite sus manos lentamente y le aseguro que todo estará bien. Quería lavar y deshacerme de todos los besos asquerosos de ese maldito perro, si fuera por mí los borraria de su memoria pero eso es imposible, esta fuera de mis manos.

—Ven mi amor necesitas un buen baño para que puedas relajarte, yo mismo lo haré no te preocupes.

—Ivan muchas gracias por todo, pero no tienes que hacer esto.

—No tienes que agradecerme, claro que si, así es como debi de tratarte desde el principio mi cielo.

La ayudé a meterse en la bañera. Su cuerpo ha cambiado bastante. Tiene más curvas y su estómago ya no es plano, su barriga ahora es más notable. Ella se ve hermosa, tiene un brillo inexplicable, pero sé que es la maternidad lo que hace que su belleza destaque. Esa pancita bella, ahora es donde mi bebé crece todos los días, el bebé que hicimos con el amor que nos tenemos el uno al otro.

ɪɴᴅᴇʟᴇʙʟᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora