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Kass
De nuevo empezamos las clases, el segundo año de la carrera para mí. Pasé unas vacaciones relajantes, pero creo que ya es hora de meter mi cabeza a los libros otra vez. Diría que incluso extraño el estrés de los exámenes, necesitaba ocupar mi mente con algo y ya no podía esperar por empezar las clases de nuevo.
Aunque hay personas que prefieren pasar sus días holgazaneando, yo prefiero estar ocupada, necesito algo para hacer. Dos meses de vacaciones podían hacerse demasiado largos si no tienes planes. Pero eso terminaba hoy, el tercer semestre de la licenciatura de psicología me esperaba y no podía estar más aliviada de que por fin hubiese llegado.
Miré en el espejo para inspeccionar mi aspecto, cabello en orden, milagrosamente hoy las ondas de este estaban colaborando para variar. Mi ropa simple como siempre, me gustaba mantener los atuendos sencillos. Hoy era día de jeans azul turquesa y camiseta blanca fajada, unas botas negras a juego con mi mochila y mi característico colgante de plata, el cual tenía como dije la inicial del apellido de mi familia, regalo de mis padres, al igual que mi auto y departamento en el campus.
Insistí en que, si iban a comprar algo así para mí que fuese sencillo, pero la palabra sencillo no está en el diccionario de mi madre, al menos ya no vivo con ellos. Los quiero muchísimo, pero todos los padres son agotadores a su manera y yo necesitaba respirar tranquila sin que me estén diciendo que está bien y que no. Soy lo suficientemente lista como para poder distinguir el bien del mal, pero díganselo a mi madre.
Coloqué un poco de labial, algo de rubor en mis mejillas para no verme demasiado pálida y rocié mi perfume favorito para terminar, estaba lista.
Me dirigí hasta mi auto, y dejé mi mochila en el asiento del copiloto, saqué mi teléfono y lo conecté por bluetooth al carro para poder llamar a Clear mientras manejaba, no sonó ni dos veces antes que lo levantara.
—Kass, ¿dónde estás? —preguntó una voz femenina al otro lado del teléfono.
—Ya llegué, entro en cinco—la facultad estaba a cinco minutos en carro desde casa, así que no era problema decir que ya llegaste cuando todavía no habías salido del vecindario.
—Okay, te esperamos entonces.
—¿Naveen está contigo?
—Sip, estamos en las bancas del patio.
—Okay, ya llego.
—Okay, te vemos aquí.
Como en efecto, no tardé poco más de cinco minutos en llegar, dejé el carro en el estacionamiento y fui a por los chicos.
Antes de llegar a ellos, un montón de gente me saludó, gente de la que no tengo idea sus nombres. Sus caras sí, sus nombres no.
Por desgracia, ser yo implicaba conocer a medio campus, porque por alguna razón que no era de mi dominio, mucha gente sabía de mi existencia, a pesar de no vestir ni actuar llamativamente, como siempre devolvía amablemente el saludo que me dedicaban, la gente pensaba que era un alma sociable, aunque esto no estaba completamente fuera de la realidad. Digamos que era más alguien de su círculo social y ya está.
Ya logro ver finalmente a Clear y Naveen.
La chica morena de rizos salvajes, al verme, extendió su mano agitándola eufóricamente y me dirijo hacia ella.
—Hey, por aquí—anunció un chico rubio mientras la acompañaba en el acto.
—¡Holi, Kass! —exclamó Clear.
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La Melodía de tu Voz
Storie d'amoreKassandra Carter, estudiante de psicología, amante de siempre tener la razón y de la música, es presentada a Christian Cooper, un amigo de su amigo, este chico misterioso e intrigante, conocido por ser el mejor jugador de fútbol americano del equipo...