Sonrío, satisfecho conmigo mismo mientras veo a la mujer en mi cama, respirando pesadamente a causa del esfuerzo.
Luego de azotar su precioso culo por omitir el para nada pequeño detalle de que el imbécil de Patrick aún no era consciente de que Anna estaba conmigo, no lo voy a negar, saber que el muy idiota está contando con ella mientras la tengo en esta posición es algo excitante. Habia decidido tomarme mi tiempo con ella.
Sus pechoes están adornados con pinzas decoradas, pequeñas joyas de oro y zircones que resaltaban el tono dorado de su piel, unidas entre si por una cadena larga que me permite tener completo control de sus pechos. El colla había sido una compra impulsiva pero que habia valido cada centavo, una gargantilla dorada con pequeños diamantes y un rubí que decoraba su garganta.
Sus brazos estaban cuidadosamente atados en la parte superior de la cama, su espada arqueada y sus piernas fijadas de forma que su coño está permanentemente expuesto para mi, completamente empapado e hinchado, su culo está rojo a causa de los azotes, su cuerpo entero cubierto por una capa de sudor mientras que una tercera pinza pellizcaba su clitoris de forma provocativa.
He estado jugando con ella por casi dos horas, por lo que tendré que dar por terminado pronto o la agotaría más allá de su limite, lo que me encantaría, pero es la primera vez que la tomo de esta manera, así que debo mantenerme tranquilo. Lo que es dificil de conseguir cuando sus gemidos son tan malditamente dulces.
Estoy arrodillado frente a ella, incluso si no me ve a causa de la venda en sus ojos, acaricio la piel húmeda entre sus piernas, haciendola estemecerse y lloriquear
— Por favor, señor — Ruega por tercera vez intentando encintrar el alivio por si misma. Dije que le negaría el orgasmo como castigo, y probablemente no me creyó hasta que le negué el tercero, llevandola justo al borde de la locura antes de traerla de nuevo a la realidad con un ligero cambio de patrón, de ritmo, de sensaciones.
Durante la ultima media hora sus plegarias llenan mis oídos de la forma más dulce.
Y bueno, realmente no había esperado que reapondiera tan jodidamente bien. Así que mientras me deshago finalmente de mis pantalones, noto que traga con fuerza y mueve lígeramente las caderas, haciendo que la cadena se tense y tire de sus pechos lígeramente, ella jadea y gime, llorando a causa de la frustración, y malditamente me encanta. Me posiciono entre sus piernas, permitiendole sentir el calor de mi erección, la mujer se tensa de inmediato, como un arco.
— Di que eres mía — Ordeno, frotandome contra su humedad, robandole el aliento mientras me posicióno en su entrada.
— S-soy tuya, toda tuya — Dice de inmediato, desesperada por más. Cierro los ojos ante la sensación de su calor en mi glande, está tan jodidamente mojada que no necesito nada de esfuerzo para deslizarme en su interior.
— Buena chica — Aseguro, deslizando mis manos lentamente sobre sus caderas, usandola de ancla antes de penetrarla hasta el fondo, su grito de placer, la visión de nuestros cuerpos unidos y la calidez que me rodea de inmediato hacen que mi cuerpo tiemble.
Me va a costar ni venirme con solo un par de movimientos, pienso mientras extiendo mi mano para retirar la venda de sus ojos. Ella parpadea inquieta, su mirads bicolor completamente llena de deseo, doy una estocada para provocarla, amando la expresión completamente llena de deseo en sj rostro. La mujer está ida y completamente a mi merced.
— Lo hiciste muy bien, Flor — Murmuro, tirando de la cadena lígeramente, haciendo que sus pechos se muevan a la par, ella abre la boca sin aliento, sin poder emitir sonido — Te mereces una recompensa, por ser tan jodidamente buena.
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Maldito Corazón - A Hoffman Story
Roman d'amourSegunda parte de Maldita Obsesión. Dos años desde que su vida entera había cambiado por completo. Dos años desde que la mujer que había arruinado su vida le había dejado una ultima herida, y dos años sin Anna. Luego de un año entero de terapia y fi...