9. Anna

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Despierto con la sesión de Marcus aplastandome por completo, luego de haber tomado una ducha en la que me había asegurado de complacerlo,  comenzaba a entender por qué le gustaba tanto dominarme, la sensación de poder al tener su erección entre mis manos, decidiendo cuando y como darle placer había sido...abrumadora.

Pero ahora, estoy siendo aplastada por sus brazos fuertes y una de sus piernas mientras que su erección presoona de forma casi doloroda sobre mi abdomen,  se aferra a mi como si creyera que estoy por escapar. Y lo admito, una parte de mi siente culpable por ello, pero realmente necesito ir al baño, y el hombre no parece dispuesto a dejarme ir pronto.

— Marcus — Me quejo, sacudiendolo lígeramente mientras busco como soltarme de su agarre, él gruñe en ruso algo que no entiendo y tira de mi más cerca.

— Estoy cansado — Se queja cuando intento insistir, chillo cuando sin demasiado esfuerzo me toma en sus brazos y termina de aprisionarme bajo su cuerpo pesado — No quiero levantarme.

— Me voy a hacer pis — Me quejo.  Y él gruñe antes de dramáticamente retirarse,  gruñendl sobre como cono podria perfectamente contenerme, le lanzo una mirada sucia mientras hago mi camino hasta el baño. Mi cuerpo entero duele de forma deliciosa y mi trasero arde lígeramente,  pero me siento...plena.

Dios, debí haber dejado a Patrick hace mucho, mucho tiempo.

Una vez que termino de asearme, decido que me daré una ducha antes de inciar el día. La reina me había invitado a pasear por los jardines con Aurora así que realmente estoy esperandolo con ansias. Cuando tardo demasiado en el baño, Marcus entra buscandome, luciendo demasiado sexy para ser justo.

Se cruza de brazos, sus pectorales luciendo imposiblemente grandes mientras me mira.

— ¿Se puede saber quien te dio permiso para ducharte? ¿Sin mi? — Pregunta levantando una ceja, su tono es juguetón mientras se acerca, entrando a la ducha conmigo y tirando de mi en un abrazo — Realmente no puedo creer que estás aquí.

Sonrío, porque el hombre puede ser tan tierno en ocasiones.

— No pienso ir a ninguna parte — Le aseguro, poniendome de puntillas para besarlo y él se inclina hacia adelante, deslizando sus manos por mi espalda, sosteniendome firmemente.

Nos besamos por un largo rato, pero Marcus no inicia nada más allá,  lo que agradezco, pues mi cuerpo duele aún por la noche anterior. Luego de una ducha en la que el hombre se hace cargo de ponerme jabón y de lavar mi cabello de forma tan dulce que hace que mi corazón se sienta completamente lleno de felicidad mientras que regreso a la habitación,  envuelta en una toalla increíblemente suave.

— Te compré un par de sarees — Dice Marcus luciendo como un cachorro excitado mientras se acerca al armario — No estaba seguro de si querias usarlos o qué color te gustaría así que pedí varios.

Observo como saca alrededor de diez vestidos diferentes con patrones y telas que se ven exoticos y delicados, me las enseña y procede a mirarme expectante.

— ¿Todos son mios? — Pregunto encantada al ver la tela hermosa y llena de diseños que parecían bordados a mano, Marcus asiente.

— Radha me ayudó a escoger los sarees, y mamá dijo que este color te sienta bien — Explica, tomando una especie de vestido de dos piezas en color turquesa,  con detalles dorados, lo miro con una sonrisa

— ¿Le pediste ayuda a tu madre y a tu cuñada para escoger un vestido para mi? — Pregunto, Marcus se sonroja lígeramente,  luciendo avergonzado pero asiente

— Yo...No soy tan bueno como papá con el asunto de vestir a mamá — Admite, frunciendo el ceño antes de mirarme  — Y realmente no quiero que creeas que lo hago por controlarte.

Maldito Corazón  - A Hoffman StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora