34. Marcus

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Estoy dando vueltas en medio del pasillo sintiendome como un animal enjaulado mientras espero noticias sobre Anna.

He pedido opinión a tres especialistas y finalmente había tenido que aceptar que necesitaba el procedimiento,  pero estoy jodidamente aterrado al pensar que algo podría salir mal.

— Hey — Me sobresalto al escuchar la voz de mi madre a mi lado, ella y Max se han quedado conmigo en el hospital estos días, manteniendo mi cordura mientras que Anna está mal.

Recibo la taza de café que me tiende.

— Gracias — Murmuro, siguiendola hasta la sala de espera, donde Max está dormida sobre una de las sillas, abrigada con una chaqueta de cuero — ¿Por qué no van a casa? — Pregunto en dirección a mi madre, que niega

— No los vamos a dejar solos — Replica mientras da un sorbo a su propio café, luce algo pálida y su cabello está recogido de cualquier manera, lo que normalmente significa que está especialmente estresada — Anna es parte de la familia ahora, además, todo este caos no es bueno para ti tampoco.

Quiero replicar, pero sé a lo que se refiere, el estrés definitivamente estaba jugando con mi mente, y una parte de mi no deja de pensar en las drogas que esperan por mi en casa, de no ser por Anthony ayer mismo habría recaido. En cuanto me informaron de la cirugía de Anna era lo primero que se me había venido a la cabeza.

Pero mi amigo me había encontrado antes de que pudiera cometer una locura, claro, que me había costado un par de golpes de realidad (Sí, el le había dicho a Anna y Anna a mis padres) por lo que me siento como un niño pequeño y travieso. Especialmente porque le había dado una preocupación que Anna no necesitaba.  Ella me había mirado con tristeza justo antes de su procedimiento.

Eso me hace una pareja terrible, lo sé.

Miro mis manos, calentandolas con la taza antes de dar un sorbo, necesitando la cafeina en mi cuerpo. Necesitando algo que me ayude a pasar el estrés.

Mamá acaricia mi espalda.

— ¿Por qué tardan tanto? — Me quejo, mirando la puerta doble del quirofano — No se supone que tarde tanto.

— Sé paciente, ella y los bebés van a estar bien — Asegura mirandome a los ojos  —  Y en un par de meses tendrás dos pequeñit....

— ¡Mamá! — Interrumpe Max incorporandose con expresión cansada — Él no lo sabe aún  – Le recuerda, miro a mi madre levantando una ceja

— ¿Tu lo sabes ya? — Pregunto,  ella se sonroja lígeramente y asiente

— No pude evitarlo, quería comprar el regalo perfecto — Se queja. En ese instante, las puertas dobles se abren y una enfermera aparece con una pequeña tablilla en su mano

— ¿Familiar de Anna Constantine? — Pregunta, siento mi corazón detenerse mientras me incorporo y camino hasta la enfermera.

Nos informan que todo ha salido bien y que podré pasar a verla en sala de recuperación pronto, mamá le entrega la bolsa con los artículos que han pedido para ella y yo me siento completamente ansioso, no podré respirar tranquilo hasta que no la vea de nuevo, necesito saber que está bien.

Mamá intenta calmarme sin demasiado exito por un rato más, hasta que finalmente soy llamado para verla. Anna está en la sala de recuperación,  su vientre sobresaliendo de forma adorable mientras que se sostiene a si misma con expresión asustada. Está algo pálida pero sus ojos dispares se relajan al verme.

— ¿Como te sientes? ¿Te duele? — Pregunto de inmediato, tomando su rostro entre mis manos y examinandola, sé que no encontraré nada, pero es precisamente eso lo que necesito,  asegurarme de que está bien.

Maldito Corazón  - A Hoffman StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora