Capítulo 25

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Artemisa antes de la crueldad #2

El Paraíso, lugar de eterna belleza y equilibrio, estaba marcado ahora por una atmósfera de incertidumbre. El brillo que antes definía a Artemisa se desvanecía, como si algo profundo y esencial dentro de ella hubiera sido arrancado. Los dazzling la observaban con desconfianza, incapaces de comprender la transformación de su diosa. Artemisa, una vez símbolo de fortaleza y serenidad, parecía ahora una sombra de sí misma, perdida en una búsqueda incesante de una verdad que se escurría entre sus dedos.

Al caminar por el Valle de las Lagunas de Rosas Rojas, notó algo extraño: algunas flores habían desaparecido. Este jardín, su santuario sagrado, era un lugar que solo ella y Damien podían visitar. Su mente se llenó de preguntas, pero las respuestas parecían resistirse.

—Las flores aumentan el amor y la confianza. Su entrega fortalece el lazo y calma el corazón —murmuró, arrodillándose junto a la tierra desnuda donde las flores habían sido arrancadas.

Se giró hacia Damien, quien la observaba con los brazos cruzados y una expresión indescifrable.

—Damien, conozco cada rincón de este jardín como si fuera parte de mí. Algunas flores han desaparecido. Tal vez...

Damien levantó una ceja, con un tono que rozaba la irritación.

—¿Crees que arrancaría las flores que cultivamos durante años... para mi propio beneficio? —desvió la mirada por un momento antes de continuar—. Lo hice para una investigación. Algo que podría sorprendernos a ambos.

Artemisa se acercó a él, intentando acortar la distancia emocional que parecía haber surgido entre ellos.

—Sabes que los pequeños detalles pueden cambiarlo todo —musito suavemente. Extendió una mano hacia él, pero Damien dio un paso atrás.

—No es el momento para esto... —respondió con dureza, sin mirarla a los ojos—. Especialmente cuando te niegas a tener hijos conmigo.

Dicho esto, se giró y comenzó a alejarse.

—¿Hace cuánto tiempo dejaste de dedicarme momentos? —su voz tembló, cargada de un dolor que ya no podía ocultar—. ¿Hace cuánto dejaste de darme tu tiempo? Damien... —Susurra, afligida —¿me has sido infiel?

Damien se detuvo, tensándose ante sus palabras. Finalmente, la miró, pero en sus ojos había más frustración que arrepentimiento.

—¿Crees que un dazzling que cuestiona a los punished puede entender sus pensamientos y sentimientos? —preguntó con una mezcla de rabia y evasión—. Tanto sufrimiento han obtenido por ser diferentes, Artemisa. Tu padre creó esa polaridad, esa división. Y aun así... —Hizo una pausa, su tono suavizándose un poco—...no entienden sus emociones.

Artemisa sintió un dolor profundo al escuchar aquellas palabras. La brecha entre los dazzling y los punished era una herida abierta, una división que no solo afectaba al Paraíso, sino también a su relación. Aquella polaridad se manifestaba ahora como un abismo insalvable entre ellos.

—¿Cómo podría seguir amándote después de todo esto? —pensó, la angustia llenaba su corazón.

Las diferencias entre los dazzling y los punished eran mucho más profundas que las alas blancas y negras que los distinguían. Aunque ambos grupos compartían un origen común, las decisiones de su padre habían abierto una fractura irreconciliable. No era solo una cuestión de apariencia; el conflicto era emocional y filosófico. Artemisa y Damien, unidos por un amor que alguna vez fue poderoso, ahora se encontraban atrapados entre dos mundos opuestos. La desconfianza había comenzado a corroer los cimientos de su relación.

The Art Of Artemisa (COMPLETO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora