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Memorias de Adriana .
—No se puede sobrevivir en un abismo donde el culpable es tu propio sentimiento, encadenado al pecado.
Hace mucho tiempo, en el mundo, existían dos razas separadas por ubicaciones geográficas anormales. Mientras unos eran territoriales (los humanos), otros eran acuáticos (los Arctuarians). En este contexto, apareció Adriana Valdir junto a sus siete hermanos, quienes vivían en una ciudad flotante en medio de un océano azul oscuro y amarillo. Estos avances tecnológicos les permitieron prosperar, obteniendo hallazgos que revolucionaron su civilización. Con el paso del tiempo, su raza mutó, desarrollando capacidades para sobrevivir en cualquier ambiente. Sin embargo, este poder desmesurado cegó a su pueblo, llevándolos a un descontrol por hallar la vida eterna o el poder definitivo capaz de superar a Los Seis Reyes Hermanos, también conocidos como Hexagoniae Vitae (la familia de Artemisa).
Cuando estaban a punto de alcanzar la inmortalidad, una enfermedad devastadora no solo destruyó sus proyectos, sino que también comenzó a contagiar a los ciudadanos, dejando a pocos para sobrevivir. En este momento crítico, siete niños, al borde de la muerte, se encontraron en medio de la extinción. Sin embargo, un salvador llegó a su civilización: Israel Castillo. Él les brindó la inmortalidad, convirtiéndolos en los únicos sobrevivientes. Sin importar las consecuencias, los adoptó como sus hijos, y así nació una nueva organización: Los Siete Reyes de la Destrucción, destinados a acabar con no solo el mundo humano, sino también con los demás reinos y equilibrar el universo.
Los hermanos de Adriana siguieron ciegamente las órdenes de su salvador, guiados por un odio insaciable. Su único propósito era destruir por completo cada reino, ciudad y civilización hasta dejar todo en cenizas. Su odio jamás cesaría hasta arrebatar lo más valioso: las almas de la familia de la divinidad. Su objetivo era apoderarse de todo lo existente, eliminarlo y, solo así, reconstruirlo desde cero.
Este malvado plan comenzó hace más de mil años, con operaciones minuciosas destinadas no solo a erradicar a los inmortales, sino también a los humanos. Poco a poco, Adriana empezó a desarrollar su Proyecto Penuria para arrebatar el reino del paraíso y el infierno, sin intención de dejar a nadie con vida. Fue entonces cuando ideó un plan para manipular a Artemisa y Damien, sabiendo que si ambos estaban separados, sería accesible lograr el control total.
Tras conocer a la dulce Artemisa, quien sin desconfianza le abrió sus alas a la reina Penuria, Adriana abusó de esa bondad para llenarla de ideas destructivas. Poco a poco, comenzó a empatizar con la divinidad, y aquel dolor en su corazón comprendió el lado sensible de Artemisa, quien, sin preguntarlo, se entregó a la idea de evitar muertes masivas si obtenía su apoyo. La misma mujer que antes engañaba con mentiras, ahora se encontraba atrapada en sus propios conflictos internos, pero no dejó que su conciencia se interpusiera. Encontró una razón para no alejar a Artemisa de su vida, sino para mantenerla bajo su control, con el objetivo de usarla para sus propios fines.
—¡Hola, Artemisa! —corre hacia ella y la abraza por detrás mientras la divinidad habla con otros dazzling— ¿Cómo has estado? Te cuento que te extraño... —ríe de manera burlona ante la reacción de Artemisa, quien se voltea y le sonríe— ¿Qué haces?
—Sabes que tengo mis propios asuntos importantes que atender. No puedo despejarme de mis labores, pero al ver tu presencia, mi corazón se llena de amabilidad. —acaricia la cabeza de Adriana— Disculpen mis molestias, pero debo apartarme. Sin embargo, confío en sus conocimientos y aceptaré sus opiniones. Me despido. —salió junto a Adriana hacia el palacio.
—Ya se fueron, Artemisa. Puedes ser tú misma. —Artemisa saca sus alas blancas de oro, que se abren y resplandecen— Cualquiera caería rendido a tus pies.
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The Art Of Artemisa (COMPLETO)
FantasyEl paraíso, envuelto en magia y sueños colmados de bondad, despierta como ráfagas de luces incandescentes que iluminan una felicidad despiadada y feroz. En el interior de la Reina Artemisa, la esperanza brota del pecho con la intensidad de una super...