Nervios y Organización

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Narra Addison

Los directivos de varios hospitales de la ciudad estamos organizando un evento especial para premiar a nuestros excelentes cirujanos. Estoy haciéndome cargo de todo y es muy emocionante, será algo elegante y formal, ya tengo casi todo listo, es grandioso.

Gracias a los tiernos cuidados de mi esposa y mis hijos, pude curarme muy rápido, estoy al cien por ciento. Ellis superó su varicela y las cosas parecían estar acomodándose en casa, ya no volvieron a meterse con Emily y eso es un gran alivio.

- ¿Necesitas ayuda con eso? - preguntó Mer, presionando mis caderas mientras yo organizaba cómo irían acomodadas las mesas en el salón de eventos.

- De hecho, ya terminé con ésto, creo que necesito una distracción - contesté, volteando para besarla y morder su labio, es como un elixir adictivo.

- Puedes usarme de la forma que quieras, soy tuya, preciosa- murmuró cerca de mi oído.

Estábamos en mi oficina, así que tendríamos privacidad, eso me gusta, está completamente a mi merced.

Narra Meredith

Addison quitó mi ropa con gran velocidad mientras yo quitaba la suya y me deleitaba con su cuerpo perfectamente esculpido. Me tomó en sus brazos y me colocó sobre el escritorio sin dejar de besarme, yo me aferré a ella con mis piernas mientras mis manos la exploraban de arriba a abajo.

Dejé que sus dedos acariciaran mi zona lentamente, acercándose a mí entrada y preparándome para lo que seguía, me hace desearla como loca. Besé su cuello y gemí en su oído, dejando que hiciera lo que quiera conmigo.

Abrió uno de sus cajones que estaba cerrado con llave y sacó un pequeño aparato que solemos usar en éstas ocasiones. Besó mi cuerpo, saboreando mi piel hasta llegar a mi entrepierna. Primero sólo me probó delicadamente, para luego comenzar a introducir aquel vibrador en mi interior, dejando que mis paredes lo sintieran y se apretaran. Su lengua jugaba con mi clítoris mientras aumentaba el ritmo más y más.

Arqueé mi espalda y eché mi cuerpo hacia atrás mientras ella se sumergía entre mis piernas logrando que ruegue por más. Sujeté su cabello y me aferré a ese escritorio mientras sus embestidas se volvían cada vez más rápidas haciéndome acabar en un maravilloso orgasmo. Me recosté sobre el escritorio con mi respiración agitada. Addie dejó besos en mis muslos, luego en mi abdomen y terminó apoyada sobre mí, besando mis labios con pasión. No quiero despegarme de ella.

- Me encantas, rubia - murmuró, dándome besos en el cuello, creo que estoy en el paraíso.

Continuamos con nuestra pequeña aventura por un rato más, necesitaba ese desahogo después de la noticia que recibí en la mañana.

Archer vino a Seattle anoche, viajó desde Los Ángeles para visitarnos y para ayudarnos con los niños en éstos días, siempre es un gusto tenerlo cerca. El problema es que ésta mañana me llamó alarmado para decirme que su padre también había viajado y que ahora se paseaba por la ciudad invitando a otros viejos alcohólicos al primer evento importante organizado por Addison.

La dejé sola en su oficina para que pudiera seguir con sus cosas, sus mejillas aún están rojas y eso me encanta, le dí unos besos para luego marcharme, por poco vuelvo a caer en la tentación.

Archie fue a buscar a los niños en la escuela y yo aproveché para emboscar a mi suegro, no entiendo por qué tarda tanto en morirse.

Lo encontré en un bar al que suelen ir los veteranos, estaba conversando con otros ancianos sobre lo exitosa que es su hija, puse mis ojos en blanco y me acerqué a él de mala gana.

Algo Contigo // Segunda Parte // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora