Pelea Marital

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Narra Addison

Regresamos a casa con nuestros ojos llenos de lágrimas, todos nos quedamos con un gusto agridulce en la boca.

- ¿Quieren ir por un helado? - preguntó Mer, conduciendo mientras intentaba sacarnos una sonrisa.

- No tengo ganas...- dijo Emm, viendo cómo las gotas de lluvia corrían por la ventana.

- ¡Yo sí! ¡Helado! ¡Helado! ¡Helado! - gritó Ellis desde su asiento.

- Supongo que no nos hará daño - suspiré, mirando hacia atrás para contemplar las caritas tristes de mis pequeños.

- Bien, entonces iremos por helado ¡Arriba esos ánimos! - dijo, aunque no ayudó mucho a la situación, es tierno que al menos lo intente.

Sólo ella y Ellis bajaron en la heladería, ya que Zola quería estar con su hermana y a Bailey le estaba molestando su yeso.

- Me pica - se quejó mi niño, queriendo rascarse.

- Tendrás que aguantar, amor, lo siento, en casa te pondremos tu ungüento - dije, estirando mi mano para acariciar su cabello.

- Emm ¿Quieres que veamos una película ésta noche? - preguntó Zola, queriendo consolar a Emily.

- No, necesito estar sola un rato - contestó ella, sin dirigirle la mirada a nadie.

Sé lo que es tener el corazón roto, sé lo mucho que duele y lo mal que se siente. Lamento demasiado que mi bebé haya tenido que pasar por eso a tan corta edad, sé que con el tiempo podrá superarlo, es más fuerte de lo que cree.

Narra Meredith

Pasaron los días y el ánimo de Emily no mejoraba, está pasando por una etapa de duelo muy complicada, le estamos dando su espacio, pero me genera mucha impotencia el no poder hacer nada.

Los días se convirtieron en semanas, los niños empezaron sus vacaciones de verano y con Addie no damos a basto.

- ¿Aún no consiguen a nadie para el tratamiento?- preguntó ella, mientras doblaba la ropa limpia de Ellis.

- No, es mucho más complicado de lo que creímos, todas las cuestiones legales hacen que se vuelva más difícil - me quejé, ordenando las cosas que teníamos revueltas por la habitación.

- Ni me lo digas, estoy ahogada en papeleo, entre el proyecto del Alzheimer, la apertura de los nuevos laboratorios y el absurdo reclamo de la paciente de Altman estoy volviendome loca - resopló, con sus ojos cansados y rojos por la falta de sueño.

- ¿No puedes derivar todo eso a tu abogado o a alguna secretaria? Ésto de ser jefa te tiene muy lejos de mí - sugerí, abrazándola por detrás y besando su cuello.

- Me encantaría, pero no es así de sencillo, debo estar al tanto de cada pequeña letra, podría derivarlo, pero confío demasiado en mi criterio - ella es simplemente imposible, aunque esté muriendo, no dejará de hacerse cargo de todo.

- Derivar algunas cosas no te hace menos capaz, sólo te hace más humana - dije, acariciando sus hombros tensos.

- ¡Mer, yo...- dijo, antes de darse cuenta de que estaba elevando la voz - Yo...debería bajar un cambio - dijo, sentándose sobre la cama y rindiéndose ante sus propios límites.

- Así es, deja que las personas a las que les pagas por ayudarte, te ayuden - dije, frotando sus hombros y su espalda para darle un poco de paz.

- Estoy acostumbrada a estar a cargo de todo, no sé qué hacer si no tengo el control -

- Lo sé, te conozco, pero no tienes que preocuparte por eso, tú sigues teniendo el control de todo, no te hace daño sólo parar un momento a respirar -

Algo Contigo // Segunda Parte // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora