Maternidad Deseada

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Narra Addison

Ellis se quedó dormida sobre mi regazo mientras esperábamos a que Bailey saliera de su cirugía. No puedo creer que tenga 8 años y ésta sea la segunda vez que se fractura un brazo. La vez anterior ocurrió en el patio de casa, él tenía 6 y quería mostrarnos sus nuevas acrobacias, al menos esa vez no requirió cirugía, sólo acomodaron el hueso y sanó bastante rápido, no fué más que un susto.

A veces me preocupa que todas las cosas que nos están pasando sean una señal o algún mal presagio. Los niños se enferman, me atropellaron, Emily tiene más problemas que nunca en su vida social, Bailey se fractura, Richard vuelve a beber, todo parece ser obra de un destino cruel que nos acecha o intenta advertirnos algo. Intento comentar esas preocupaciones con Mer, pero ella es una mujer de ciencia, no cree en supersticiones ni ninguna de esas cosas, yo también soy médica y creo en la ciencia y las pruebas empíricas, pero la vida me ha demostrado en varias ocasiones que hay algo más.

- Mami, quiero hacer pipí - dijo Ellis, alejándome de todos mis pensamientos.

- Dame la mano, buscaremos un baño ¿Ustedes no quieren ir? - Ellis bajó de la incómoda silla de espera y yo miré a mis otras dos niñas para saber qué harían.

- No, fuí hace un rato - dijo Emma, con la mirada puesta en la pantalla de su celular.

- Yo también fuí, me quedaré con Emily - agregó Zola, esperando su turno para jugar con el teléfono de su hermana.

- Bien, vuelvo en un minuto - dije, sujetando la mano de mi pequeña para llevarla a algún baño cercano.

Tengo que ser un tipo de mamá diferente para cada uno de mis hijos. Las dos mayores tienen 13 y 11 años, son preadolescentes que tienen intereses nuevos y un nivel de consciencia muy grande. Mientras que los más pequeños apenas tienen 8 y 3 años, es mucha diferencia, incluso entre ellos, Ellis apenas está aprendiendo a afinar su motricidad, dejó de ser una bebé hace muy poco tiempo y requiere el doble de atención en ésta etapa. A veces me gustaría poder tener la misma energía que tuve con Emmi y Zozo.

- Pimpón es un muñeco muy guapo y de caltón...se lava su carita con agua y con jabón...- Ellis siempre canta mientras hace pipí, fué el método más exitoso que tuvimos para lograr que dejara los pañales, así que ahora lo replica cada vez que debe usar el baño, es adorable.

- ¿Terminaste? - pregunté, esperándola junto a la puerta.

- Sí - respondió, dejándome pasar para limpiarla y volver a poner su ropa en su lugar.

- ¿Qué sigue ahora? - pregunté, subiéndola a mis brazos para que pudiera alcanzar el lavabo.

- ¡Lavar mis manos! - exclamó, arremangando su camiseta para no mojarla, odio que crezca tan rápido.

Lavó sus manos con mucha energía, siempre intenta imitar nuestro aseo quirúrgico lavando casi hasta la altura de sus codos, no hay dudas de que será una cirujana muy aplicada.

- ¿Bailey va a morir? - preguntó de repente, mientras caminábamos de regreso a la sala de espera.

- ¿Qué? ¡No! Claro que no, mi amor, sólo van a arreglar su brazo, él está bien - respondí, mientras ella daba saltitos al caminar.

- ¿Cómo lo van a alleglar? - preguntó, con sus ojitos grandes llenos de curiosidad.

- Pues...tienen que unir su hueso roto para que vuelva a su posición original, asegurarse de que no haya astillas o trozos de hueso sueltos y luego le colocarán un yeso para que todo se mantenga en su lugar - expliqué, de la forma más simplificada posible.

- Ah...sí Bailey muere ¿Puedo tener un hermanito? -

- ¡Ellis, no! Bailey no se va a morir, deja de decir esas cosas - la regañé, sin saber de dónde sacó esa nueva obsesión con la muerte.

Algo Contigo // Segunda Parte // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora