Mente Azul

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Narra Addison

Mer y Richard siguen enojados, Emily sólo puede ver a Hannah en la escuela porque pasa demasiado tiempo con sus nuevos posibles adoptantes y ambas están de muy mal humor. Estoy intentando no entrometerme demasiado, a veces necesitan un poco de espacio para respirar, son tal para cuál.

El equipo de Baseball de Bailey juega ésta tarde contra otra escuela de la ciudad, organicé mis horarios y mis cirugías programadas para tener todo el día libre. Sé que él dice que lo avergüenzo, pero en el fondo, ama verme en las gradas alentándolo.

- ¿No crees que es mucho? - preguntó Amelia, al ver que había teñido dos mechones de mi cabello de azul, el color del equipo.

- Es temporal, se irá cuando me bañe - expliqué, buscando el pote de tintura para mostrarle que no soy tan extrema.

- Te creo, yo iré antes de que termine el juego, tengo que ayudar a Lexie con unos pacientes que podrían ser buenos candidatos para el tratamiento experimental - dijo, mientras yo buscaba esa tintura por todos lados.

- Genial, Mer y yo compramos gorras del equipo para todos, puedes llevarte una - indiqué, señalando las que había sobre la mesa.

- Oh, genial...Addie, olvida el tinte, lo encontrarás cuando dejes de buscarlo - dijo, al verme tan alterada.

- No, Amy, no lo entiendes, cuando algo desaparece en ésta casa es por un único motivo-

- ¡Soy un pitufo! Mira, mamá, mira - gritó Ellis, corriendo hacia nosotras con toda su cabeza azul...así es CABEZA, con su cara incluída.

También se le había caído un poco y fue dejando pequeñas huellas de sus pies azules por el suelo de la casa como un rastro que la seguía. Es uno de esos momentos en los que no sé si reír o llorar.

- Cariño, no...dame...deja que...dios, ni siquiera sé de dónde agarrarte - dije, con una mano en la cintura y la otra cubriendo mi boca.

- Creo que se te pasó la mano, pequeño monstruo - bromeó Amelia, sin poder esconder sus fuertes carcajadas mientras yo entraba en pánico.

- ¿No te gusta? - preguntó mi bebé, haciendo pucheros.

- Mi vida, sí...bueno, no, tengo que quitarte eso antes de que te haga mal, vamos al baño - dije, pensando en que tal vez pudo haber tragado algo de ese químico, si es tóxico me va a dar un ataque.

La sujeté por debajo de sus axilas y la mantuve en el aire, para no tocarla mucho. Corrí con ella hacia el baño, mientras reía, creyendo que era una especie de juego.

- ¿Qué le pasó? - preguntó Emily, esquivandonos a medio camino.

- ¡Soy un pitufo! - gritó Ellis, levantando sus bracitos.

- Emm, limpia el piso con algún paño húmedo, también sigue el rastro y dime qué tan mal está el lugar de los hechos - pedí, como una oficial en una escena de homicidio.

Fuí al baño más cercano, el de visitas, y abrí la llave del agua mientras le quitaba a Ellis toda esa ropa teñida de azul.

- Me bañé más tempano - se quejó, haciendo muecas de disgusto.

- Si no te hubieras teñido de azul, no tendría que volver a bañarte - la regañé, metiéndola en la tina y aprovechando para enjuagar mis manos.

- ¡El agua es azul, mamá! - exclamó, con ese entusiasmo e inocencia infantil que me derrite.

- Lo sé, cariño, deja que lave tu carita, cierra los ojos con fuerza - le pedí, para quitar todo eso de su rostro.

Demoramos aproximadamente 30 minutos, pero pude quitarle casi todo lo azul. Sólo quedó marcado en sus cejas y en sus dedos, también un poco en las puntas de su cabello, es lo mejor que pude hacer.

Algo Contigo // Segunda Parte // MeddisonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora