Perdida en la tentación

Hay cosas que no están destinadas a ser

LA MADRIGUERA - DICIEMBRE DE 2009

Después del accidente y la recuperación de Fleur, Hermione se consumió con pensamientos sobre lo que estaba pasando entre Fleur y su marido. Ella buscó desesperadamente cualquier pista o signo que pudiera dar sentido a su último encuentro. Su mente estaba llena de preguntas mientras repetía la conversación que tenía con Bill una y otra vez. Sintiéndose insegura y culpable, no pudo evitar seguir buscando a Fleur, esperando algún tipo de explicación. Pero no importaba lo mucho que lo intentara, no podía encontrar las respuestas que estaba buscando. Poco a poco se dio cuenta de que tal vez Fleur quería mantener su vida personal separada de su relación anterior. Tal vez era mejor para ambos mantener una distancia, así que Hermione decidió tratar de desaparecer de la vida de su ex amante por un tiempo. Por mucho que doliera, parecía el mejor curso de acción por ahora.

Sin embargo, parecía que la rubia tenía diferentes planes en mente.

Cada vez que Fleur deambulaba por el Ministerio con alguna excusa, siempre hacía una parada en la oficina de Hermione para "saludarla". La había invitado un par de veces a tomar el té o a desayunar los fines de semana. Ella enviaba mensajes regularmente, y de alguna manera, la morena se había acostumbrado a saber de ella y a hablar con ella de vez en cuando.

En uno de sus momentos más gloriosos de su carrera profesional, donde se aprobaron dos leyes por las que Hermione había estado luchando en los últimos dos años y fue vista como una figura poderosa e influyente a una edad tan temprana, Fleur le había enviado un hermoso ramo de tulipanes, las flores favoritas de Hermione, junto con una conmovedora nota que reiteraba lo orgullosa que estaba de ella y lo mucho que la admiraba. Ron incluso la cuestionó un poco, sintiéndose celoso cuando los trajo a casa. En algún momento, Hermione cedió y aceptó esta amistad platónica con la otra mujer. No hubo besos, ni contacto físico adicional además del abrazo ocasional, no hubo ninguna interacción sexual; simplemente tenían una relación amistosa llena de palabras cariñosas y tranquilidad constante de los sentimientos que tenían la una por la otra.

Con el corazón pesado, Hermione a menudo se encontraba preguntándose si Fleur alguna vez había considerado dejar a Bill por ella. Pensó en cómo podría expresarle a la rubia que todas estas muestras de afecto solo se dejarían en el limbo ahora que Hermione era una mujer libre... Se preguntó si había alguna posibilidad para ellos. Ella constantemente se preguntaba si debería esperar a Fleur o simplemente continuar con su propia vida, tal vez incluso considerando la posibilidad de salir con otra persona en el futuro.

Incluso lo mencionó en terapia con regularidad, derramando su confusión interior y buscando orientación sobre cómo navegar por este complicado triángulo amoroso.

El paso del tiempo trajo consigo una sensación cada vez mayor de incertidumbre, un sentimiento que Hermione despreció. Pero como todos los caminos siempre conducen a Roma, todo siempre parecía terminar con el mismo resultado. Un resultado en el que Hermione y Fleur solo podían ser amigas por el resto de sus vidas, el resto no parecía tener ningún sentido.

A medida que se acercaba la Navidad, Molly le había reafirmado a Hermione que siempre formaría parte de la familia, por lo que llegó acompañada por Ron y sus dos hijos. Bill y Fleur también estaban allí con sus tres pequeños. Parecían estar actuando de forma natural, pero Hermione podía sentir una sutil distancia entre la pareja. Bill mantuvo su personalidad perfecta y carismática, pero Hermione casi pudo notar una ligera tensión entre ellos. Si no conociera a Fleur también, si no hubiera tratado con ella en el pasado, puede que se lo haya perdido por completo. De alguna manera, Fleur se las arregló para pasar la mayor parte de la noche entre los niños, Molly, Hermione y Ginny... Nadie parecía darse cuenta de su fachada de frescura perfectamente elaborada hacia su marido. Pero para Hermione, había una tensión subyacente que no se podía ignorar: las grietas recién descubiertas en la relación de Fleur y Bill que solo ella parecía notar ahora con mayor intensidad.