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Doyoung despertó sintiéndose extraño. Después de frotarse los ojos, se dio cuenta de la peculiar posición en la que estaban él y sus amigos. Jungwoo estaba extendido en la cama como una estrella, ocupando casi la mitad del espacio. Haechan, por otro lado, estaba en una posición tan retorcida que era difícil de describir, con la boca abierta y el pie de Jungwoo dentro de ella, mientras aplastaba a Doyoung a la vez.

Soltó una risa silenciosa, levantándose con mucho esfuerzo para no despertarlos y se dirigió a la habitación de su bebé para alimentarlo.

—Buenos días, mi pequeño sol —dijo Doyoung suavemente, levantando a su bebé—. ¿Tuviste buenos sueños?

El bebé respondió con un gorgoteo feliz, y Doyoung le sonrió mientras lo alimentaba.

—Tienes suerte de no tener que lidiar con esos dos payasos —susurró, acariciando la mejilla del bebé—. Aunque te encantaría verlos ahora, seguro.

Una vez que el bebé estuvo alimentado y cómodo, Doyoung se dirigió a la cocina y comenzó a preparar el desayuno. Decidió hacer waffles con fruta, algo que siempre alegraba a sus amigos. Mientras batía la masa y cortaba la fruta, sus pensamientos vagaban inevitablemente hacia Jaehyun y la sensación que había tenido la noche anterior.

Pronto, el delicioso aroma de los waffles llenó el aire, atrayendo a sus amigos a la cocina.

—¿Qué es ese olor delicioso? —canturreó Jungwoo, todavía medio dormido mientras se arrastraba hacia la mesa.

—Creo que estoy soñando —añadió Haechan, sonriendo y frotándose los ojos.

—Buenos días, dormilones —dijo Doyoung, colocando la comida en la mesa—. Parece que sobrevivieron a su propia batalla anoche.

—Sobrevivir es un término relativo —dijo Jungwoo, estirándose—. No sabía que podía doblarme de esa manera.

—Y yo no sabía que tu pie sabía tan mal —añadió Haechan, haciendo una mueca exagerada.

La conversación fue ligera al principio, pero Doyoung sabía que tenía que tocar el tema que lo tenía preocupado.

Después de unos momentos de silencio, Doyoung finalmente habló. —Chicos, necesito su ayuda.

Jungwoo y Haechan levantaron la vista de sus platos, atentos.

—Me siento muy nervioso —continuó Doyoung—. Hoy voy a hablar con Jaehyun antes de ir al estudio y no sé cómo ordenar mis palabras. Necesito que me ayuden a pensar en lo que debo decirle.

Haechan fue el primero en responder, dejando su tenedor sobre la mesa. —¿Qué es lo que realmente quieres decirle?

Doyoung suspiró, buscando las palabras adecuadas. —Quiero que sepa lo que sentí anoche y averiguar si de casualidad él también lo sintió. No quiero involucrar sentimientos porque Soohyuk y yo... nuestra relación no es lo que debería ser. Pero tampoco quiero lastimar a nadie.

Jungwoo asintió, pensativo. —Pues ahí lo tienes, Doyo. Explícale lo que sentiste ayer y, por cómo es, seguro te responderá qué sintió él.

—Sí —añadió Haechan—. Y también deberías evitar hablar de tus sentimientos por ahora, ya que por lo que entendí es tu lobo quien se sintió atraído, no tú. No conozco muy bien a Jaehyun, pero como cualquier persona, merece saber la verdad.

Doyoung y Jungwoo se miraron sorprendidos por el comentario de Haechan, así que Jungwoo soltó: —Wow, pensé que tu cerebro solo era decoración.

Por ese comentario, Jungwoo se ganó un pedazo de fresa en la nariz.

Luz 𝓎 Sombra ᩡ   ݂ jaedo ׄ   ׅ   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora