Luz 𝓎 Sombra ᩡ ݂ jaedo ׄ ׅ

𝟹𝟷

Jaehyun estaba sentado en su estudio apenas iluminada por la tenue luz del monitor de su computadora.
Observaba con una mezcla de tristeza y satisfacción cómo Doyoung, Jungwoo y Haechan intentaban lidiar con la devastación que les había caído encima. Cada lágrima, cada sollozo, era una punzada en su corazón, pero una punzada que había aprendido a soportar.

El cursor se movió lentamente por la pantalla, acercando la vista a la cara de Doyoung, marcada por el dolor y la desesperación. Jaehyun sintió un nudo en la garganta, su amor por Doyoung nunca había sido tan fuerte como en ese momento, viéndolo vulnerable y roto.

—Lo siento tanto, Doyoung —murmuró Jaehyun, su voz apenas un susurro en la penumbra.

Con una mano temblorosa, acarició la pantalla, sus dedos rozando suavemente la imagen de Doyoung. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero una sonrisa perturbadora se dibujó en sus labios. Sabía que lo que había hecho era imperdonable, pero en su mente, era el único camino para que ellos pudieran estar juntos. Había esperado tanto tiempo, y ahora, con Soohyuk y Hangyul fuera del camino, nada los separaría.

—Era necesario... —dijo Jaehyun, su voz tomando un tono más sombrío—. Todo esto era necesario para que finalmente estemos juntos.

La cámara giró lentamente, mostrando la imagen de Doyoung derrumbado en el sofá, con Jungwoo y Haechan a su lado, intentando consolarlo. La mano de Jaehyun seguía acariciando la pantalla, como si al tocar la imagen pudiera sentir a Doyoung.

—No tienes que entenderlo ahora, pero algún día lo harás —continuó Jaehyun, su voz un susurro lleno de promesas y locura—. Y cuando eso pase, estaré aquí, esperándote. Siempre te he esperado, y siempre lo haré.

En la cartulina, un título en grandes letras negras leía "Luz y Sombras." Era su mantra, su guía. La luz de su amor por Doyoung contrastaba con las sombras de sus acciones, creando un juego macabro del que no podía escapar. Jaehyun sacó un marcador rojo y tachó otro objetivo en su plan. Un paso más cerca.

La imagen en la pantalla era un reflejo distorsionado de la realidad, un espejo roto de la vida que Jaehyun había soñado. Pero ahora, en medio de la tragedia, veía una oportunidad. La tragedia había abierto una puerta, y él estaba decidido a atravesarla, sin importar el costo.

—Te amo, Doyoung —dijo finalmente, su voz quebrada—. Y haré lo que sea necesario para que estés conmigo.

Con un último vistazo a la pantalla, Jaehyun apagó el monitor. La habitación se sumió en una oscuridad total, pero en su mente, la visión de un futuro juntos brillaba con una intensidad inquietante. Sabía que el camino sería difícil, pero estaba dispuesto a recorrerlo, cada paso marcado por la sombra de sus acciones y la luz de su amor.

La noche avanzaba, y en la oscuridad de su estudio, Jaehyun se preparaba para el siguiente movimiento, su corazón y su mente atrapados en una danza macabra de luz y sombras, amor y obsesión.