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Dos días habían pasado desde que no había rastro de Soohyuk en casa. Doyoung, aunque preocupado, se sentía aliviado. Soohyuk solo aumentaba su estrés con la desesperada búsqueda de su pequeño. La casa, vacía y silenciosa, ofrecía un respiro temporal de la tensión constante, un respiro amargo y fugaz.

Esa mañana, Doyoung se despertó más tarde de lo habitual. Las pesadillas y el insomnio habían sido sus constantes compañeros en los últimos días, atormentándolo sin tregua. Se levantó con pesadez y, al dirigirse a la sala, encontró a Jungwoo y Haechan esperándolo. Habían pasado las últimas noches con él para ofrecerle apoyo en esos momentos tan difíciles, tratando de ser una luz en su oscuridad abrumadora.

—Doyoung, ¿cómo te sientes hoy? —preguntó Jungwoo, con una voz llena de preocupación.

—He estado mejor —respondió Doyoung con un suspiro, forzando una sonrisa que no llegó a sus ojos.

Haechan lo abrazó con fuerza, tratando de darle algo de consuelo.

—Si necesitas algo dínoslo, sabes que estamos aquí para ti.—dijo Haechan, sus ojos llenos de empatía, pero incapaces de ocultar su propio dolor.

Mientras hablaban, el timbre de la puerta sonó. Doyoung sintió un nudo en el estómago, temiendo lo peor. Haechan se levantó para abrir la puerta, y allí estaban dos policías, con rostros serios y sombríos. Doyoung se acercó, su corazón latiendo con fuerza, cada latido un golpe sordo de temor.

—¿Señor Kim Doyoung? —preguntó el oficial.

—Sí, soy yo —respondió Doyoung, su voz temblorosa.

—¿Podemos pasar? —preguntó el oficial, y Doyoung asintió, abriendo la puerta para dejarlos entrar, sintiendo cómo su mundo se desmoronaba un poco más con cada paso.

Una vez dentro, los oficiales se acomodaron en la sala. Jungwoo y Haechan se pusieron a los lados de Doyoung, ofreciéndole su apoyo silencioso, sus miradas llenas de una tristeza compartida. El oficial de mediana edad se aclaró la garganta antes de hablar.

—Señor Kim, lamentamos informarle que hemos encontrado el cuerpo de su esposo, Soohyuk, en una carretera. Parece que sufrió un accidente automovilístico durante la tormenta hace dos noches.

Doyoung sintió que el suelo se desvanecía bajo sus pies. Se dejó caer en el sofá, su mente luchando por procesar la información, incapaz de aceptar la realidad que se desplegaba ante él.

—¿Soohyuk...? ¿Muerto? —su voz apenas era un susurro, un eco frágil de su devastación interna.

—Sí, señor Kim. Lo sentimos mucho. Estamos aquí para ofrecerle cualquier ayuda que pueda necesitar en estos momentos tan difíciles.

Doyoung asintió débilmente, su mente aún en estado de shock. Recordó la última vez que había visto a Soohyuk, desesperado y decidido a encontrar a su hijo. Ahora, estaba muerto. La culpa y el dolor se entrelazaban, formando un nudo insoportable en su pecho.

—¿Cómo... cómo pasó? —preguntó finalmente, su voz temblorosa, quebrada por la incredulidad.

—Parece que perdió el control del vehículo en una curva peligrosa durante la tormenta. No había otros autos involucrados. —El oficial hizo una pausa, como si dudara en continuar—. Y lamentamos mucho decirle esto tan difícil, pero hemos descubierto algo más en el auto de su esposo —dijo el oficial, su voz cargada de pesar—. Encontramos una mochila en la cajuela... y dentro de ella, el cuerpo de un niño. Lamentablemente, todo apunta a que es su hijo, a quien reportaron como desaparecido. Necesitamos que venga a identificarlo mañana por la mañana.

El mundo de Doyoung se desmoronó en ese instante. Un grito de dolor y desesperación escapó de sus labios, su corazón roto en mil pedazos. Jungwoo y Haechan lo abrazaron con fuerza mientras Doyoung lloraba inconsolablemente, sus cuerpos temblando con el peso de la tragedia.

Luz 𝓎 Sombra ᩡ   ݂ jaedo ׄ   ׅ   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora