3. LIV

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Nunca creí en el destino. Siento que el estar destinado a alguien no es nada más que una frase sacada de un cuento de hadas. Así como el “final feliz”. Son solo historias para hacerte creer en algo que simplemente no existe.
Se hicieron las 21:00hs. Estábamos yendo al bar de Apolo para ayudarlo.
Es increíble lo egocéntrico que es mi hermano, le puso "Apolo" al bar. No voy a negar que es un gran nombre, pero me causa un poco de gracia cada vez que lo leo.
    - ¿Es la última caja? -pregunta Bruno.
  - Última. -dice Apolo y empiezan a caminar hacia adentro- No puedo creer que al fin esté abriendo este lugar. Tarde tanto en conseguirlo.
    - Pero lo lograste hermano, y va a ser el bar más famoso de todos, vas a ver -Bruno le da una palmada y le guiña el ojo.
Estaba por entrar al bar. Me suena el celular. Lo miro. Era Mateo. Atiendo.
    - ¿Hola?
    - ¿Vos no ves que te estoy llamando hace 4 horas flaca? -levanta la voz. Mucho.
    - Sí, perdóname. Se me pasó. No va a volver a pasar.
    - Te conviene, porque sabes lo que te puede pasar.
   - Sí, ya sé. Perdóname, en serio -digo con la voz temblorosa. Tal vez era el frío, tal vez el miedo- ¿Querés venir a la apertura hoy? Te paso la dirección -no sé porque dije eso.
    - Sí. Nos vemos allá -corta.
Ahora me entienden cuando digo que no existe ese "Vivieron felices por siempre". Simplemente en la realidad que me tocó vivir, no creo que ese final sea posible.
Eran las 23:30hs y la gente no paraba de llegar. Bruno estaba en la barra. Bella quería probar algo de alcohol, pero mamá y papá se lo impedían. Apolo estaba de un lado a otro intentado que todo salga perfecto. Y yo estaba en la barra con un "Sex On The Beach" esperando a mis amigos, hablando con Bruno.
   - ¿Y la cara es por algo en especial? -dijo para levantarme el ánimo- Digo, es un día especial. Estás acá para pasarla bien, tenés la compañía del mejor hermano, ¿qué más querés?
    - Tampoco te agrandes -río- Me enteré que volvió Thiago.
   - Sí. Le dije que venga hoy, pero no lo vi todavía -me llega una notificación. Mateo. Bruno la ve- Basta Liv, por favor. ¿No te das cuenta cómo te apaga ese pibe?
    - No grites tanto. No quiero que la gente se entere y empiece a opinar.
    - Soy tu hermano, y te voy a proteger a toda costa. Mateo no te lastima solo físicamente, te rompe mentalmente también.
    - Ya lo sé. Pero me da más miedo enfrentarlo que quedarme callada.
    - Deja de darle fuerza. Deja de darle poder.
Veo a Lucas y Nina a lo lejos. Me levanto y voy a buscarlos.
Iba distraída, pensando en otra cosa y choco contra alguien tirándole toda la bebida encima.
    - Perdóname. -digo mientras empiezo a pasar mis manos por su camisa intentando limpiar- Estaba en otra.
    - No pasa nada, se lava -ríe.
Su risa me resultó familiar, y me inundó de recuerdos. Su olor. Olor a uva, era algo que lo hacía resaltar. Levanto la mirada.
    - Evans. ¿Qué haces acá?
    - Me invitó un amigo -sonríe.
La sonrisa más linda y tierna que había visto.
   - Espero la estés pasando bien -le devuelvo la sonrisa- y perdón por lo de tu camisa.
    - Veo que ya se reconocieron -dice Bruno, acercándose. Los dos lo miramos confundidos.

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