27. THIAGO

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  Nos levantamos al otro día, desayunamos y nos fuimos. La acompañé hasta su casa y me fui hasta la mía. Llegué, no había señales de él. Lo intenté llamar, pero nada. Me bañé, me cambié y tocaron la puerta.
- Voy. -grito para que se escuche y abro la puerta.
- ¿Thiago Evans? -asiento- Policía, -me muestran su placa- necesitamos que nos acompañe.
- ¿Qué pasó? -pregunto preocupado.
- Acompáñenos, por favor.
  Me llevaron hasta la comisaría. Entramos y me acompañaron hasta un lugar. Mi papá estaba sentado ahí, había tenido una pelea en un bar y yo era su contacto de emergencia. Firmé algunas cosas para que lo dejen ir. Me senté en frente de él.
- Esta es la primera y última vez que te ayudo. -le dije- No apareces hace una semana, no avisas y encima te tengo que venir a rescatar. Sos impresentable Daniel. No voy a volver a ayudarte. Que te quede claro, no te quiero cerca mío. Vivimos juntos y te tengo que ver todos los días, pero en cuanto pueda me voy. Cumplí 18 años y ni te molestaste en mandarme siquiera un mensaje. Mamá nunca hubiera hecho esto. -me levanto y empiezo a caminar. Siento como sigue mi movimiento atrás mío.
  Llegamos a casa. Se hizo un café y se fue a duchar. Al parecer ya no nos íbamos a dirigir la palabra.
  Fui a lo de Liv, a buscarla para ir a lo de Nina. Íbamos a hacer noche de películas los 4. Toqué timbre y abrió Álvaro.
- Hola. -dije en cuanto abrió la puerta y sonreí.
- Hola Thiago, ¿venís por Liv? -asiento- Está dormida. Pasa. -se corre a un lado y entro- Quiero hablar con vos.
- ¿Hice algo? -niega- Ah. -digo aliviado- ¿Qué pasó?
- Te quiero contar la verdad de todo. -nos sentamos enfrentados en la mesa- Quiero contarte lo que pasó hace 10 años.
- ¿Seguro que me lo querés contar a mí? -asiente.
- Empezó todo en el último año de secundaria, en donde conocí a tu papá. Él entraba al colegio. Se hizo amigo mío, de Sara y Clara.
- ¿De mi mamá? -asiente- Pero a ella la conoció en el trabajo. -niega y sigue.
- Nos hicimos un grupo de 4. Sara y Clara estaban enamoradas hace un año, pero no se animaban a contarlo. En ese momento era muy difícil. Y Daniel y yo... Bueno, un día, en un cumpleaños, nos besamos y todo cambio. Nos sentimos propios, era algo diferente, pero nos había gustado. Nos acostamos, hicimos el amor y nos dimos cuenta que pertenecíamos juntos. Pero no podíamos, era mal visto. Entonces decidimos, después de tres años juntos, decidimos hacer un trato. Daniel y Clara juntos y Sara y yo juntos. Pero en realidad era Sara y Clara y Daniel y yo. Nos ocultábamos por miedo, por amor. Años después nació Apolo, a tu papá lo destruyó, pero yo trate que entienda, lo hizo y seguimos juntos, sintiéndonos, queriéndonos. Tres años después nació Bruno y tu papá no lo pudo soportar. Yo lo hacía con Sara solo cuando buscábamos un hijo, porque era lo que queríamos tener juntos. Yo amaba a Sara, la amo. Así como Liv ama a Lucas, pero no como te ama a vos, de esa forma yo ame a tu papá, mi corazón era de él, estaba enamorado. Pero él no me entendía. De todas formas, nos seguíamos deseando, seguíamos estando juntos a pesar de todo, porque nos amábamos y eso era más fuerte. Al año naciste vos, te hiciste muy cercano a Bruno. Nos encantaba verlos jugar en los domingos de almuerzos. Y nueve meses después, nació Liv. Yo ya tenía 3 hijos y a Daniel le molestaba, lo notaba en sus ojos, pero nunca me dijo nada. Nosotros dormíamos juntos y Sara y Clara hacían lo mismo. Tres años después nació Isabella y ese fue el límite de tu papá, le dolía el hecho de que yo me estuviera acostando con otra, que no fuera únicamente de él. Cayó en las drogas, los 3 lo intentamos ayudar, pero su dolor era más fuerte. Todos los días le repetía lo mucho que lo amaba, lo mucho que lo deseaba. Le decía lo que significaba para mí y que no quería perderlo. Unos años después, cuando vos cumpliste 7, le surgió una propuesta de trabajo, era el trabajo con el que él había soñado toda su vida. Unos años atrás yo le había prometido que lo iba a acompañar a cualquier lado, porque era el amor de mi vida, le dije que estaría a su lado pase lo que pase porque lo amaba. Pero ese día, el que le llegó el trabajo, me pidió que lo acompañe, que nos fuéramos nosotros solos. No pude, no pude dejar todo. Y no tuve el valor para decírselo así que le di esto -me da una carta-. Al otro día me desperté y tenía esta carta en el piso de mi casa. Me la había devuelto por abajo de la puerta. Se fue a España, y se los llevó con él. Sin despedirse y sin dar explicaciones. Me rompí por dentro, porque él se había llevado mi corazón. Sara estaba igual de rota. Pero ninguno de los dos podía mostrar dolor porque nuestros hijos estaban peor. Bruno lloraba encerrado en su cuarto porque le habían sacado a su mejor amigo y Liv estaba destruida, los domingos se sentaba todo el día en la puerta esperando que vuelvas. Te esperó todos los días de su vida por 10 años. La culpa era mucha, odiaba ver a mis hijos así. No teníamos contacto y no sabía dónde ubicarlos. No los volvimos a ver y fue mi culpa. Daniel hasta el día de hoy me odia y lo entiendo perfectamente.
  Si tan solo supiera en lo que se convirtió mi papá en estos años.
- Hablando de cartas, -le doy una- ¿se la podrías dar a Liv? Vos vas a saber cuándo sea el momento. Tal vez antes de caminar por el altar. -sonríe- Y no fue tu culpa.
  Terminamos de hablar y subí al cuarto de Liv a despertarla. Entré, pero no la desperté, me senté en la silla de su escritorio y me puse a leer la carta.

Mi amado Daniel:
  Te escribo esto porque no me animo a decírtelo en la cara. Pero te amo y como te amo, te tengo que dejar ir.
  Sería muy egoísta de mi parte alejarte de Thiago y sería muy egoísta alejarme de mis hijos. Ellos, como vos, son la razón por la cual sonrío todos los días, los que iluminan mi vida.
  No te estoy pidiendo que te alejes de mí, porque no podría soportarlo. Lo único que te quiero pedir es que todo vuelva a ser como era, como era antes de ese beso, antes de sentirnos por primera vez.
  Mi corazón te va a pertenecer siempre. Te amo y nunca voy a dejar de hacerlo.
  Pero esto ahora está en nuestras manos y no podemos seguir avanzando porque nos estamos destruyendo.
Tomes la decisión que tomes yo te voy a apoyar. Me encantaría que te quedes, pero no te voy a retener, nunca podría impedir que hagas lo que querés. Ese viaje, esa oportunidad es tu sueño, y yo no te puedo acompañar. Espero me sepas entender y me perdones.
  Te voy a amar toda la vida.
                                                A-

- ¿Qué haces amor? -dice Liv y yo me doy vuelta, la miro sonreír. Lo único que pido es que nunca nos pase lo que les paso a ellos.

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