13. LIV

5 3 0
                                    

  Ya estábamos en lo de Lucas. Había llegado mucha gente, pero no había señales de Thiago.
  Yo me iba a encargar de los tragos. Se lo había prometido a Lucas. Le había pedido a Bruno que me enseñara.
Estuve una semana entera aprendiendo. Estaba en una especie de barra que habíamos armado con Nina.
- Te queda bien el papel de pobrecita. -dice Hera.
- ¿De qué estas hablando? -apoyo los codos en la barra.
- Digo, todo esto que haces. No creo que sea un favor. -la miro confundida- Por favor Liv, seguramente después Lucas te lo devuelve. No sé, acostándose con vos.
- Primero que nada, no me digas Liv. Y segundo no todas somos vos, desesperadas por un pito. Además, tengo novio. No sé si te acordás, uno castaño, ojos miel. Lo conoces muy bien me parece. -alzo las cejas.
- No le eras suficiente al parecer. -dijo intentando molestarme.
- Pero volvió a mí. Esa noche con vos no fue nada Hera. Nunca es nada. Con vos nunca es nada. Por eso estás sola. -apoyo un trago en la mesa- Tomá y andate por favor. -se da media vuelta y se va.
  Yo pensaba que Hera podía cambiar. Que podía ser diferente. Pero le gusta joder la vida de las personas.
  Tenía la mirada baja. Siento que se acerca alguien.
- ¿Sí? ¿Qué querés? -levanto la mirada
- A vos. -Thiago sonríe.
- Thiago acá no por favor. Hay gente.
- Vos por favor Liv. Sé que el beso que nos dimos no te pasó por al lado. Algo sentiste. Entiendo que está Mateo, pero yo te quiero a vos. -se apoya en la barra acercándose a mí y yo bajo mi mirada hasta su boca.
  Tenía razón. Cuando me besó se me movió todo. Sentí que el mundo desaparecía y solo quedábamos nosotros. Lo sentí a él. Todo él. Y no quería dejar de sentirlo. Pero tenía que hacer las cosas bien.
  Querían jugar a algo. Lucas nos pidió a Thiago y a mí que nos acercáramos. ¿Conocen el juego "7 minutos en el paraíso"?
- ¿Puedo elegir quienes entran? -dijo Nina y Lucas asiente- Perfecto. Quiero que entren Thiago y... -Hera la interrumpe.
- Yo. -dice y le guiña a Thiago.
- No. -dice Nina- Cállate un rato ¿Querés? Y Liv. -sonríe.
- ¿Qué? -digo.
- Si no querés, voy yo. -dice Hera desafiándome.
- No. -la miro y me paro, Thiago hace lo mismo.
- Va a ser divertido Davis. -dice Thiago y mira a Nina, ella le guiña.
  Nos encierran en el armario de Lucas. Era grande como para ser un armario. Nos metieron ahí con las luces apagadas, solo había una luz que casi no iluminaba. Sin celulares. Siete minutos. Solos.
- ¿Me explicas que vamos a hacer siete minutos acá? -pregunto.
- Hablar, -se acerca- a menos que quieras hacer otra cosa. -lo tiro para atrás.
- No te desubiques.
- Ubícame. -mi mirada baja hasta sus labios, otra vez.
- Esto está mal... muy mal. Pero me muero de ganas de besarte Thiago. -lo miro a los ojos.
- Hacelo.
- No puedo. No debo.
- Liv por favor. -se acerca, pero no hace nada. Nuestros alientos se mezclan y me reta a que esta vez sea yo la que dé el primer paso.
  Me puse de puntitas, enrede mis manos en su pelo y lo acerque más a mí.
- Te deseo Liv. -dijo sin aliento.
  Lo besé. Sentí sus labios contra los míos. Sus manos descendiendo por mi cintura pegándome más a él. Su respiración acelerada. Su sabor. Su olor. Lo sentí a él.
  Me separo y veo su sonrisa.
- Thiago tenemos que hablar. -digo sin separarme- Si vamos a hacer esto quiero que lo hagamos bien. -me suelta.
- Mateo. - rueda los ojos, molesto, celoso.
- Entendeme por favor.
- Entendeme vos a mi Liv. -me clava la mirada, quedo muda- Desde que tengo uso de razón mi corazón está atado a vos. Te quiero. Te necesito. Me fui y no te deje de pensar un solo día. Todos los días pasabas por mi cabeza. No pude estar con nadie. Porque nadie era vos. Nadie me hacía sentir lo que vos le hiciste sentir a ese nene de 5 años. Lo que vos me haces sentir ahora cada vez que me miras.
- Thiago...
- No. Ya sé. Mateo es tu novio. Lo amas. Te pasa de todo con él. Pero yo sé que conmigo también. Y si de verdad lo amaras a él, nunca me hubieras seguido el beso.
- Thiago escúchame. -mis manos se posan a los costados de su cara obligándolo a mirarme- No es como vos pensás. No amo a Mateo. Lo amé, sí. Pero todos esos sentimientos se fueron. Y cuando me besaste hoy, en mi cuarto, me di cuenta todo lo que te necesite estos años y lo mucho que me gusto volver a encontrarte. Pero ahora necesito que sigamos como estábamos, hasta que yo pueda acomodar mi cabeza, por favor. -le pido, mirándolo a los ojos.
  Abren la puerta. Terminó el tiempo. Mateo estaba afuera del armario.

Volver a EncontrarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora