Capítulo 2
Paola tenía unos días en casa y en efecto se comportaba como la dueña y señora, yo no era nadie.
Un día decidí enfrentar a Fernando, era ella o yo, fui a su despacho, entré sin avisar, él al verme frunció el ceño molesto por mi atrevimiento y me miró molesto, su mirada me daba miedo, pero eso no me detuvo.
-Fernando, tenemos que hablar.
-Isabella, ¿no ves que estoy ocupado?
-No tomará mucho tiempo.
-Está bien, dime, que sea rápido.
-Tengo que hablar sobre Paola, ella no puede estar aquí, yo soy tu esposa- él se rio a carcajadas, pero continúe- tienes que elegir, es ella o yo.
-A ver niña, aquí no hay nada que elegir, de verdad eres graciosa, tú eres mi esposa en un papel, Paola es mi mujer, el amor de mi vida.
-Entonces divórciate de mí.
-No, no puedo hacer eso, mientras mi padre siga con vida y él siga manejando el patrimonio familiar, tengo que estar casado contigo, nada me haría más feliz que divorciarme de ti, pero por el momento tengo que soportarte.
-yo no puedo soportar esta situación, si no se va Paola me voy yo.
-Perfecto, si te quieres ir, vete, no nos divorciaremos, pero vete si es lo que quieres, me harías un favor.
-¿De verdad es lo que quieres?
-Nada me irrita más que verte todos los días, tu presencia me recuerda que no puedo ser totalmente feliz con la mujer que amo.
-Perfecto.
Me di la vuelta y salí de ahí, fui a mi habitación, e hice mi maleta, la verdad no metí casi nada, ahí podía comprar todo de nuevo, cuando bajé Paola estaba esperándome.
-Así que te vas, no sabes lo feliz que nos haces.
-Recuerda algo Paola, tú eres la otra, su amante, la esposa, soy yo, quédate y revuélcate con el todo lo que quieras, pero nunca dejarás de ser mi sombra, ah y recuerda que si te embarazas tus hijos serán bastardos, en nuestro mundo eso no es bien visto así que procura no hacerlo.
Ella me abofeteó
-Digno de una cualquiera tu comportamiento Paola.
Salí de ahí, sí, puede que sea una niña de 18 años, pero sigo siendo una Castriotti, si Fernando creía que podría aprovechar mi estatus y que yo me quedaría callada ante las humillaciones de su mujer, estaba equivocado.
Llegué a mi departamento y extrañamente tuve esa sensación de estar en mi hogar.
Minutos después escuché el timbre, fui a ver quién era, me parece extraño, pues no le informé a nadie que estaba aquí, pero seguramente papá ya lo sabía, el apartamento era mío, estaba a mi nombre, pero a final de cuentas él lo había comprado, pensé que era alguien que él había enviado, pero para mi sorpresa era Fernando.
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Mi niña
Teen FictionMuchos podrán pensar que mi vida fue privilegiada, pero no todo fue color de rosas para mí. Mi madre falleció cuando yo apenas tenía dos años, mi padre y mi hermano mayor no se sintieron capaces de criarme y me enviaron a un internado desde muy temp...