El vino

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Capítulo 37

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Capítulo 37

Han pasado un par de días y Fernando sigue trabajando de noche, se ve un poco cansado, pero se rehúsa a quedarse en la cama.

Me dijo que quería conocer el viñedo y las bodegas, así que eso haremos hoy. Bajé con Fernando a la sala, Michelle y Joseph ya estaban ahí.

-¿Qué haremos hoy? - preguntó Michelle.

-Iremos a los viñedos.

-¿Y por qué te vestiste así?

Estos días he usado vestidos cómodos, pero hoy traigo pantalones y botas.

-Porque iremos a caballo.

-Isabella, mi niña, ¿sabes montar a caballo?

-Ehhh sí.

-Sabes que te quiero y eres una gran amiga, pero a veces no entiendo qué hiciste en tu otra vida para que Dios les dé tanto a ti y a Fernando.

-No te entiendo Michelle.

-A ver, comencemos con el principio, ambos son extremadamente guapos. No sé cómo puede haber dos personas tan bien parecidas como ustedes. Tú ni siquiera usas maquillaje y te ves hermosa y para colmo se casan entre ustedes.

-Eso...

-Déjame terminar mi queja, pequeña. Después de eso son muy inteligentes, tú tienes la edad que tenía yo cuando era interna de cirugía, pero tú ya eres neurocirujano y él es excelente en los negocios, son billonarios por separado y juntos lo son aún más. Saben hablar muchos idiomas, el otro día dijiste que no eras tan buena en italiano, pero no necesitaste de Elisa en ningún momento, lo hablaste a la perfección desde mi punto de vista, claro, yo no sé nada de italiano, además, sé que hablas inglés, español, alemán, francés y un par de idiomas asiáticos y te puedo asegurar que Fernando también - ambos solo nos encogimos de hombros - Después de eso son buenos en deportes, ambos son buenos nadando, en tenis, y el golf a eso hay que sumarle que tú eres buena en esgrima, todos los juegos que hemos jugado los han ganado y encima me vienes a decir que van a montar a caballo hoy.

-Vamos Michelle.

-Van, querida, porque yo ni muerta me subo a un animal de esos. Aprecio mi vida, no me saqué el premio a la genética como ustedes dos, pero me gusta. Si no fueran las personas más gentiles, desinteresadas y amables que conozco los odiaría, ¿y sabes que es lo peor?, que hacen todo lo que hacen como si fuera natural, ni siquiera se dan cuenta de que eso no es normal para nosotros los mortales. Los quiero, pero van a tener que ir solos a montar a caballo.

-Yo tampoco sé montar - añadió Joseph.

-Pueden ir en cuatrimoto si no les molesta - dijo Valentino entrando a la sala- sé que la conversación no es conmigo, pero también hay cuatrimotos en la propiedad, pueden usar una y acompañarnos.

-Me parece bien - dijo Joseph - Yo sé conducir eso, ustedes pueden ir a caballo y nosotros en cuatrimoto.

-Perfecto, vamos entonces.

Mi niñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora