Celosa

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Capítulo 38

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Capítulo 38

Después de la cena subimos a la habitación, Fernando ya no estaba tan serio como al principio, pero aun así quise preguntarle.

-¿Estás molesto por el vino? - pregunté mientras me ponía mi pijama, él me jaló de la mano gentilmente y me sentó en sus piernas.

-No, me impresionó al principio, pero no estoy molesto - me dijo viéndome a los ojos, parecía sincero.

-Te noté algo serio el día de hoy.

-Estoy un poco cansado, eso es todo, pero fue un buen día, es admirable todo lo que tú y Valentino han logrado con este lugar.

-Este lugar ya tenía sus bases, papá lo hizo internacional, nosotros solo seguimos ese camino.

-Isabella, no menosprecies los esfuerzos de ustedes, tu papá lo hizo internacional, pero ustedes lo posicionaron en el mercado, fue su trabajo.

-Gracias, ¿tienes que trabajar hoy?

-Sí, tengo un par de asuntos que necesitan mi atención, pero no es nada, tú descansa.

Me dio un dulce beso, se paró y salió de la habitación.

Me acosté un rato en la cama, pero no podía conciliar el sueño, así que bajé a buscar algo de tomar a la cocina, pensé en que sería bueno llevarle un café a Fernando, pero Dios sabe como se usa la cafetera de esta casa, mi tía por qué compró esa cosa tan complicada. Decidí que mejor le llevo un jugo en lugar de pelear con la bendita cafetera.

Entré al despacho y Fernando estaba concentrado en la computadora, ni siquiera notó cuando entré.

-Te ves muy guapo cuando te concentras - levantó la vista y me sonrió - Te traje un jugo, intenté hacer café, ¿pero has visto esa cafetera?

-El jugo es perfecto - dijo con una gran sonrisa.

Me acerqué a él, puse el jugo en la mesa y miré que tenía un documento con gráficas en la computadora mientras tenía otros en el escritorio.

-¿Deberíamos volver?

-No, cariño, estas son tus vacaciones, no las quiero arruinar, además, solo son un par de cosas, espero resolverlas hoy para poder estar el resto del viaje contigo.

-¿Te importa si te hago compañía?, no voy a distraerte, solo voy a estar por aquel rincón.

-Deberías descansar, no quiero que te desveles.

-Fernando, desvelarme es parte de mi trabajo, estoy acostumbrada a eso, no te preocupes, no es nada, pero si quieres que me vaya me iré.

Me jaló y me puso entre sus piernas, colocó mi cabello detrás de mi oreja y me besó.

-Me gusta tu compañía, claro que quiero que te quedes.

-Está bien, pero ahora ponte a trabajar mientras yo voy allá a leer un libro.

Mi niñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora