Muchos podrán pensar que mi vida fue privilegiada, pero no todo fue color de rosas para mí. Mi madre falleció cuando yo apenas tenía dos años, mi padre y mi hermano mayor no se sintieron capaces de criarme y me enviaron a un internado desde muy temp...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Capítulo 11
El pesado de Fernando se sentó con nosotros y estuvo molestando a Joseph, realmente quería insultarlo, pero estábamos en un lugar público y cuando quise irme de ahí con Joseph los maldi**s fotógrafos estaban afuera, así que tuve que salir con Fernando.
Inmediatamente, cuando me monté al auto de Fernando, llamé a Joseph.
-Lo siento de verdad, quería gritarle al idiota de Fernando como no tienes una idea.
-Tranquila, ahora entiendo mejor por qué te quieres divorciar, sabes que cuentas con mi ayuda para lo que quieras.
-Gracias, eres un gran amigo, te veo mañana - colgué la llamada y el idio*a de Fernando habló.
-Isabella, eres mala, con ese comentario apuesto que le rompiste el corazón al pobre hombre, él está tan enamorado de ti, y tú le dices que es un gran amigo.
-¿No te cansas de ser un idio*a?
-¿Qué pasó?, el papel de dama donde lo dejaste.
-Querido, ese no es un papel, es un hecho, como también es un hecho que eres un idio*ta.
-Entonces cuéntame, si no es el perdidamente enamorado Joseph tú amantes, ¿quién lo es?
-Ya te lo dije, no soy como tú, no tengo un amante.
-si no es cierto más te vale que lo mantengas muy oculto, no quiero ser un cornudo ante los demás.
-No te preocupes querido, tú tienes el papel de infiel, no de cornudo.
Detuvo repentinamente el auto y se giró para verme, apretó el volante hasta que sus nudillos se pusieron blancos.
-No te pases Isabella, esa situación se dio porque mi padre me obligó a casarme contigo.
Me gritó tan fuerte que me asustó un poco, sabía que mi guardaespaldas venía siguiéndonos, pero estaba sola en el auto con él.
-No dije una mentira, como sea que se diera la situación, eres tú el que se pasea con su amante por todos lados - Al decir esto intenté abrir la puerta del auto, pero Fernando le puso seguro y me tomó fuerte del brazo, su mirada estaba cargada de furia - ¿qué, piensas golpearme de nuevo?, atrévete - mi mirada era amenazante al igual que la suya.
Tensó su mandíbula, tocaron la ventana del auto, era mi guardaespaldas.
-Suéltame Fernando.
Este lo hizo y abrí la puerta del auto, inmediatamente mi guardaespaldas me preguntó al ver la marca roja en mi brazo.
-¿Todo bien señorita?
-Si Teo, todo bien, solo me siento asfixiada en ese auto, me voy a cambiar a tu camioneta.
Teo le dio una mirada asesina a Fernando antes de cerrar la puerta y llevarme al otro auto.