Qué ves

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Capítulo 12

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Capítulo 12

Toda la semana fue prácticamente lo mismo en casa, cambié la horrible decoración de mi habitación para sentirme cómoda. Cuando Vincent el decorador llegó, y al igual que yo, criticó el horrible gusto de Paola, esta enfureció, el pobre Teo no podía separarse de mí.

-Bella, querida, qué horrible decoraron esta casa, tenemos que hacer cambios, se ve corriente y nosotras sabemos que tú no eres corriente.

-Lo sé Vincent, esta semana enfócate en mi habitación, después cambiamos la sala ¿quieres?

-Quién te crees que eres mocosa - me gritó Paola, la ignoré y seguí dándole instrucciones a Vincent sobre lo que quería hacer con la casa.

Fue a ponerle la queja a Fernando como siempre, pero con la amenaza de que iba a meter presa a su amante, él no se atrevió a llevarme la contraria, le dijo a Paola que ya pronto lo iba a solucionar, solo tenía que tenerle paciencia.

El fin de semana, papá me pidió que comiera con él en el club, que llevara ropa para jugar tenis.

Guardé todo lo que necesitaba en una pequeña maleta y salí, al parecer ni Paola ni Fernando estaban.

Al llegar al Club, encontré a papá con un socio de este y su esposa, me senté a comer con ellos, todo iba bien hasta que papá notó algo que le extrañó.

-Isabella, princesa, ¿ese de allá no es tu esposo? - me lo dijo mientras su socio y su esposa habían ido a saludar a unos conocidos suyos.

Miré donde me indicó mi padre y al parecer sí era Fernando, estaba con otros hombres de su edad.

-Sí, es él.

Hizo una seña con la mano a uno de sus empleados y le pidió que llamara a Fernando, este lo hizo de inmediato.

Fernando no tardó en llegar a nuestra mesa a saludar.

-Buenas tardes señor Castriotti.

-Fernando, que gusto verte aquí, ¿estás con algunos socios? - preguntó mi padre

-No señor, salí con unos amigos para relajarme.

-Ya veo, ¿crees que a tus amigos les moleste que nos acompañes?

-No, claro que no señor, solo déjeme informarles.

Fernando regresó a su mesa, tomó sus cosas y les dijo a sus amigos que se iría con nosotros, estos giraron su vista a nuestra mesa y me dieron unas miradas extrañas que decidí ignorar.

Cuando regresó a nuestra mesa mi padre lo hizo sentarse a mi lado, le presentó a sus socios y los tres hombres empezaron a hablar de negocios, yo fingí que me interesaba la plática y aportaba un par de comentarios aquí y allá hasta que el socio de mi padre decidió hacerme comentarios directos.

-Isabella, sé que no te dedicas a los negocios, pero aun así pareces conocer bastante del tema, debes de ser un gran apoyo para tu esposo.

-Gracias, yo realmente nunca he intervenido de ninguna forma en los asuntos de Fernando, no es mi campo, pero crecí viendo a papá y a mi hermano, es imposible que no aprendiera un poco teniendo tan buenos ejemplos.

Mi niñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora