Sicilia

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Capítulo 26

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Capítulo 26

Fernando había traído un par de cosas de casa, a él, pues, no le habían destruido todo. Nos vestimos para dormir.

Nos metimos a la cama, Fernando pegó su pecho a mi espalda y rodeó mi cintura con sus brazos.

Tardé un poco en dormirme, las imágenes de la casa destruida se me venían a la mente, qué planea Paola.

A la mañana siguiente sonó mi alarma, me estiré para apagarla, Fernando no estaba a lado mío, así que me levanté y me fui a arreglar para ir al hospital, cuando bajé miré a Fernando en la sala hablando por teléfono, se veía un poco molesto, decidí no interrumpirlo y me dirigí a la cocina, coloqué la cafetera, la verdad tenía varios meses de no estar en casa por lo que la nevera estaba vacía. Me estaba sirviendo café cuando Fernando me abrazó por la espalda tomándome de la cintura.

-Solo hay café, ¿quieres un poco?

-Está bien.

-¿Sucedió algo? - me giré para verlo.

-No, nada nuevo - me sonrió, pero en sus ojos se notaba preocupado.

-¿Estás seguro?

-Sí, bueno, aún no encontramos a Paola, ya estoy rastreando todas sus tarjetas y su teléfono, pero no los ha usado.

-Ya veo.

-Isabella, ¿tienes que ir a trabajar hoy?

-Claro que sí, ¿por qué la pregunta?

-¿No puedes no hacerlo, pedir permiso o algo?

-Fernando - lo miré un poco molesta.

-Solo, no quiero que suceda algo, aún no sé dónde está Paola o si hay más personas involucradas.

-Fernando, entrar al hospital no es tan sencillo como parece, además, hoy es mi día quirúrgico, así que voy a estar en los quirófanos, ahí es aún más difícil que las personas entren, no te preocupes.

-Entonces prométeme que no te vas a separar de Teo, solo así estaré un poco más tranquilo.

-No quiero a Teo detrás de mí todo el día, puede asustar a los pacientes y al personal.

-Isabella, por favor.

-Está bien, voy a ver que se me ocurre para que no llame tanto la atención - me abrazó.

-Gracias.

Pensé que tener a Teo todo el día iba a ser lo único, pero Fernando insistió en que usará al chófer, que fuera en el mismo auto que Teo y otros dos guardaespaldas nos seguirían, de verdad siento algo exagerado eso, pero no quise discutir, en un par de días todo iba a estar como antes.

Al llegar al hospital busqué a Michelle y le expliqué la situación para que me ayudara con lo de Teo.

-La solución es simple Isabella, Teo, ¿le tienes miedo a la sangre? - preguntó Michelle.

Mi niñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora