El testamento

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Capítulo 32

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Capítulo 32

Habían pasado un par de días desde el incidente y recibí una llamada del abogado del señor Thompson, recordé que por tanto caos había olvidado la lectura del testamento y yo aún ni siquiera sabía si quería divorciarme o no. Estos meses con Fernando, a pesar del caos, no han sido maravillosos, pero eso no es suficiente para decir que quiero seguir casada con él el resto de mi vida, se supone que en este tiempo iba a pensar ese asunto, pero lo olvidé completamente, ahora ya era tarde, si Fernando se entera del contrato no me va a dar el divorcio, no es que esté incómoda con él, pero no sé si todo va a seguir como ahora. Cómo pude olvidarlo.

Me citaron en el edificio principal de los Thompson.

Salí del hospital y fui al edificio. Llegué a la recepción.

-Buenas tardes, tengo una cita con el señor Thompson

-Sí, me da su nombre, por favor.

-Isabella Castriotti.

La mujer frunció el ceño mientras buscaba en su computadora, después me miró, la actitud con la que me recibió y la de ahora eran totalmente diferentes, ahora tenía muy mala actitud, me miró de pies a cabeza antes de decir algo.

-Puede pasar, me dijeron que la dirigiera al ascensor VIP, sígame.

La seguí y la escuché murmurar "no es la gran cosa, creí que era más bonita".

-Disculpe, ¿dijo algo? - le pregunté.

-No, para nada señora, su esposo la espera.

Me subí al bendito ascensor que me llevó al piso 40, al llegar había un vestíbulo enorme muy bien decorado en tonos negro, gris y blanco. Me dirigí al único escritorio que había, allí había una mujer, muy bonita, por cierto, rubia y alta.

-Buenas tardes - dije amablemente, levantó la vista y me miró de pies a cabeza, de verdad, por qué todas hacen eso.

-¿Qué desea?

-Busco al señor Thompson, tengo una cita con él.

-El señor Thompson está en una reunión en este momento, puede esperar ahí - apuntó hacia unos sofás.

-Está bien, gracias.

Me fui a sentar, la secretaria no dejaba de verme como si yo no le agradara. Mi teléfono sonó, miré que era Fernando, así que contesté.

-Hola.

-Isabella, ¿ya estás cerca?, el abogado y yo te estamos esperando.

-Bueno, llegué hace rato, pero tu secretaria dijo que estabas en una reunión.

-¿Qué dijo qué? Qué diablos - dijo molesto y colgó.

Miré la pantalla, ¿por qué diablos se enoja? Sale de la única oficina de puertas dobles y enormes. Se veía molesto, lo primero que pensé es que ya sabía del contrato, pero se detuvo frente a su secretaria.

Mi niñaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora