La segunda semana en la universidad fue más tranquila, tras esa pequeña discusión con el peliverde desapareció. No lo vi en clase y tampoco venía a mi habitación, algo que me pareció muy raro.
Pero como apenas lo conozco tampoco me atrevía a ir a su habitación.
El enfado sinceramente no me duró ni una hora, básicamente dejé de estar molesta con él ese mismo día, tras lo que dijo de mi padre.Entendí que él tenía demasiados problemas familiares, de ahí su actitud y forma de actuar. Lo comprendí y me sentí identificada con él, porque también pasé por un momento de odio y rencor hacia mi padre. Pero tras conocer a Danielle y pasar un verano con ella, comprendí que mi padre tenía derecho a tener una nueva familia. Y que a pesar de estar lejos, mi padre era mi padre y eso nadie lo cambiaría. No vivía conmigo, ni era igual que cuando era más pequeña, pero al menos estaba ahí cuando lo necesitaba y eso era lo único que me importaba.
Me encontraba recogiendo mi ropa tendida, ponía una lavadora cada dos días, junto a Mina y Yunjin. Así no me daba tanto miedo entrar en el sótano, ese lugar es aterrador y tiene muy poca luz.
Pero ya me había pasado dos veces algo muy extraño. Tendía mi ropa en el pequeño balcón y cuando iba a recogerla me falta siempre ropa interior. Ya he perdido dos bragas y no es que me haya traído demasiadas. Y de nuevo me faltaban unas ¿Quién diablos se está llevando mi ropa interior?
Tras recoger la ropa, volví a entrar en mi habitación y cerré el balcón. Era ya la hora de cenar, pero no tenía hombre y no andaba del mejor humor. Me tumbé en la cama y perdí la noción del tiempo, me había quedado dormida viendo un programa de citas muy ridículo.
Al despertar un par de horas después, el peliverde estaba acostado a mi lado. Sonreí involuntariamente al verlo, pero me preocupé al ver varias heridas en su cara. Tenía el labio partido y un golpe en la mejilla. ¿Dónde se había metido?
Él soltó un largo suspiro e intentó moverse, pero le salió un gemido de dolor y llevó su mano hacia sus costillas.
—- ¿Qué te ha pasado? —pregunté susurrando.
—- Una semana dura, ranita… —soltó un largo suspiro y cerró de nuevo sus ojos.
Me atreví a levantar un poco su camiseta para ver qué tan grave podría ser su herida y me asuste al ver que había sangre. Eso debía ser curado o se infectara.
Me puse en pie, evitando hacerle daño y salí de mi habitación en busca del botiquín. Este estaba en el sótano y hoy se había fundido la luz. Me arme de valor, mientras miraba lo oscuras que estaban las escaleras y bajé sintiendo los latidos nerviosos de mi corazón. Al llegar abajo y dar un pasos, me llevé el susto de mi vida cuando de la nada salió un tipo con una linterna en la cabeza y una escoba en la mano. Casi caigo al suelo, pero él me agarró de la cintura como si esto fuera un kdrama. Ambos nos mirábamos sin saber qué decir.
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Ladrón de bragas +18
HumorLena una joven de apenas veinticuatro años, se muda a un barrio residencial tras matricularse en la universidad de Seúl. la joven tras pensarlo mucho, alquilo una habitación en una de esas casas residenciales. Se podría decir que era un barrio de c...