¿Qué se supone que debía hacer yo?
Él parecía estar realmente desesperado por bajar la hinchazón y era la primera vez que no estaba tan feliz hablando de su polla.
—- Tengo una propuesta para ti… —Solté un poco nerviosa por lo que él pudiera pensar, pero yo estaba desesperada.
—- Te escucho Wang.
—- Yo me encargo de ayudarte con eso y tu me buscas trabajo de una vez, sin darme largas.
—- Ah Lena no es necesario que trabajes, puedo pagar lo que necesites.
—- No puedo aceptar eso, debo ganarme mi propio dinero. Eso puedo pedírselo a mis padres, pero es lo que no quiero.
—- Lo entiendo, pero no me gusta la idea de que trabajes en alguno de los locales de la universidad o las afueras… ¿Y si creo un trabajo para ti y me convierto en tu jefe?
—- Eso sería raro…
—- Bueno está bien acepto lo que sea, pero ayúdameee lenaa —lloriqueo desesperado.
Mi vista volvió a su masculinidad, arrepintiéndome del trato que acababa de hacer.
Lentamente llevé mi mano hacia su “cosa” comenzando a masajearlo. Estaba húmedo, deduci que él debió darse crema el rato que estuvo en el baño. Estaba muy nerviosa sintiendo su mirada sobre mi nuca y los leves jadeos que soltaba. Era la primera vez que masturbaba a alguien, lo más seguro es que fuera penoso.
—- Abre la boca —ordenó él, llevando su mano a mi nuca haciendo una leve presión.
Lo miré confundida, pero obedeciendo. Antes de que pudiera entender qué era lo que quería ya tenía su masculinidad en mi boca. Sin ningún tipo de pudor él guiaba mi cabeza a su antojo. Por momentos creí que moriría ahogada por no saber hacer una mamada. Que vergonzoso sería morir de eso…
No podía hablar, así que el único gesto que podía hacerle para que me dejara respirar era dar golpecitos en su mucho, donde mi mano se apoyaba. Pensé que esto no terminaría jamás, pero lo hizo. El paró y levantó mi cabeza llevando mis labios hacia los suyos en un intenso beso.
Él fue deshaciéndose de mi pijama, mientras me distraía con el beso. Consiguió quitarme el pantalón y subirme a horcajadas sobre él. Cuando quise darme cuenta él ya estaba dentro de mi y comentando sus embestidas. Hasta estando encima de él, el peliverde seguía llevando las tiendas de todo.
Separó sus labios de los míos, para atreverse a bajar mi camiseta de tirantes sacando mis pechos por encima de esta. Creo que este tipo tiene algún fetiche raro con los pechos. Le encanta tocarlos y a veces lo hace sin avisar, las aprieta en cualquier lugar, como si fueran pelotas antiestrés.
Y su sonrisa traviesa al verlas botar en su cara, me dejó en claro que sí, si tenía un fetiche con los pechos grandes.
Sus embestidas comenzaron a ser más bruscas y rápidas, eso significaba que estaba cerca de poder terminar. Pero este decidió cambiar de posición quedando el arriba. Eso no me agradó del todo y menos aún cuando llegó al clímax corriendose dentro.
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Ladrón de bragas +18
HumorLena una joven de apenas veinticuatro años, se muda a un barrio residencial tras matricularse en la universidad de Seúl. la joven tras pensarlo mucho, alquilo una habitación en una de esas casas residenciales. Se podría decir que era un barrio de c...