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Fui la primera en despertar, me seguía sintiendo mareada y tenía un fuerte dolor de cabeza

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Fui la primera en despertar, me seguía sintiendo mareada y tenía un fuerte dolor de cabeza. El chico dormía a mi lado y en la mano tenía el termómetro, se quedó dormido con ello en la mano.

Era consciente de lo atento que había sido conmigo esta noche, estuvo pendiente de mí en todo momento. Revisaba mi temperatura constantemente y me obligaba a tomar agua para no deshidratarme.

Creo que una parte de él está sufriendo bastante con la espera de esos dichosos resultados. Podríamos haber comprado una prueba en la farmacia, pero ninguno de los dos debió de pensar en ello.

Se que no es eso, si fuera así, lo sentiría ¿no? Tendría algo positivo y ahora mismo solo me siento triste y desanimada, sin ganas de levantarme de esta cama. Así que solo puedo desear que eso solo sea fruto de un enfermero con pocas ganas de trabajar,diagnosticando lo más básico relacionado con vómitos.

Me levanté apartando los brazos del peliverde y caminé con pesadez hacia el baño. Y ahí es cuando se me quitaron todas las ganas de seguir viviendo. ¿No había otro momento en el mes, para tener que ser hoy justo? Otra razón para no creer en lo que dijo el enfermero.

Me había venido la regla y encima estaba en la habitación del peliverde, donde no tengo nada que pueda servirme para no manchar todo. Literalmente solo llevo unas bragas negras de encaje y una camiseta tres tallas más grande del peliverde.

Hice la guarreria del siglo, poniéndome papel en las bragas, para salir por mi teléfono con urgencia. Pero al salir el chico estaba despierto, estimándose completamente en la cama mientras bostezaba.

Ni lo miré, agarré a toda prisa mi teléfono y me volví a encerrar en el baño. ¿Qué podía hacer? Tengo varias posibilidades, la primera es contarle al chico la situación y que vaya a mi habitación a por lo necesario. La segunda opción es llamar a alguien suplicando por que me traiga aunque sea un mísero tampón y unas bragas limpias. Y lo tercero es llorar en la ducha mientras me lavo y me lamento por estar gafada.

Me tienta bastante la tercera, añadiendo llamar a mi mamá llorando y suplicando que venga a por mi.

Pegué un salto del susto, cuando escuche tocar la puerta.

—- ¿Estás bien? ¿Vas a tardar mucho? Me estoy meando.

Qué romántico él… Lo peor es que mea con la puerta abierta y no puedo decirle nada porque es su habitación.

—- Voy a ducharme.

—- ¿Y en qué interfiere eso, con que vaya a mear?

—- ¡Dame un segundo!

Volví mi atención al teléfono, y busqué a Yunjin. Para ella sería más fácil entrar en esta hermandad. Le envié un audio en susurró explicando mi situación y suplicandole que viniera a traerme algo.

Ladrón de bragas +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora