Ignore eso y me acerqué a la cristalera y observe las vistas que había a mi habitación. Curiosamente él también tiene el bajo y con el mismo pequeño balcón. Apenas ahí un metro entre el suelo y nuestros balcones, por eso Al gato le es bastante sencillo entrar en mi balcón.
Justo al pensar en el pequeño felino, escuche el maullido de este, quien apareció por el balcón. Abrí la puerta dejándolo entrar y este no tardó en subir directo a la cama.
—- Oye coges demasiada confianza, no se si al tipo peliverde le gustará que un gato se suba a su cama. —le hable al gato negro, mientras lo acariciaba.
—- No me importa, de hecho es mi gato…
Me sobresalte al escucharlo a mi espalda. Al girarme me arrepentí al instante, el tipo iba con el torso aún mojado y con una toalla a su cintura. Me sonroje demasiado, así que evité mirarlo a toda costa. El se vistió sin vergüenza alguna, cuando ya estuvo listo agarró un par de bolsitas del escritorio, su móvil y dejó comida para el gato.
—- Vamos a encargarnos de esas ranas.
Trague en seco y salí junto a él. La hermandad de ellos no es que fuera muy ordenada, había hasta patines por el pasillo, zapatos en las puertas y algún que otro abrigo. Algunas puertas tenían puesto un papel con un círculo en rojo. ¿Qué significa eso?
—- ¿Qué significa el papel con el círculo rojo? —pregunté mientras lo seguía a la cocina.
—- Qué están follando y no quieren que les interrumpan.
Arrugue la nariz en desaprobación, parecen adolescentes hormonados y la mayoría tienen de veinte para arriba. ¿Eso hace la gente de mi generación? Follar cómo conejos.
Agarró una botella de agua y salimos de esa hermandad sintiéndome muy incómoda, algunos de los chicos estaban desayunando y todos me miraron raro. Y peor fue al entrar en mi hermandad, los cuchicheos se escuchaban a distancia. Y como no hacerlo con las pintas de mi acompañante. Traía puesta una camiseta tres tallas más grande de la suya, en esta podía “I fuck the whole world, acompañado de unos vaqueros rotos y unas deportivas Nike de baloncesto. Por no hablar de sus tatuajes en los brazos y su mirada perturbadora.
Mina estaba desayunando con Sejeong y casi se atraganta al ver al tipo peliverde a mi lado y mis pintas. Ni siquiera me arregle un poco el pelo. Le señale mi puerta al peliverde y le di la llave, yo ahí no entraba ni loca.
Ahora que me ponía a pensar… ¿Cómo entraron sin llave? Deduzco que tendrán más por si alguna las pierde.
El abrió la puerta y ahí es cuando me maree aún más al ver la cantidad de ranas por el suelo, por mi cama y por todas partes. Di varios pasos hacia atrás muerta del miedo y del asco. El peliverde tras dar un vistazo, salió de nuevo cerrando la puerta.
—- Las ranas invadieron todo el espacio. —soltó llevándose las manos a la cadera y chasqueando su lengua.— La buena noticia es que ahora vienen algunos chicos a ayudar a sacar a todas esas ranas.
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Ladrón de bragas +18
HumorLena una joven de apenas veinticuatro años, se muda a un barrio residencial tras matricularse en la universidad de Seúl. la joven tras pensarlo mucho, alquilo una habitación en una de esas casas residenciales. Se podría decir que era un barrio de c...