15.

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Habían terminado las clases desde hace dos horas, gracias a que estudiamos en el mismo edificio, supe que sí se percató de la nota en su casillero

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Habían terminado las clases desde hace dos horas, gracias a que estudiamos en el mismo edificio, supe que sí se percató de la nota en su casillero. Estaba algo preocupada porque aún no había planeado qué decirle o cómo iniciar con el tema, mucho menos sabía si estaría decidida a ir, pero yo confiaba en que sí.

Le aseguré a Momo que todo estaba bien, que no iba a pasar nada y que era simplemente una estrategia para averiguar la verdad. Aunque, francamente, era más que eso: me daba curiosidad saber qué quería Chaeyoung de mí.

Aún faltaban horas para ir al bar, Momo me sugirió que fuera con ella al gimnasio para no verme sospechosa, así traté de hacerlo. Como de costumbre, Momo fue con Chaeyoung por su rutina, pero nos dijeron que la coreana no había asistido. Terminaron por asignarnos a otro entrenador solo por el día de hoy.

Me hacía sentir más tranquila el hecho de que no tendría que verla antes de tiempo, pero no me agradaba tanto que BamBam fuera la persona que cubriría a Chaeyoung, incluso pensé que la extrañaba. Obviamente me retracte, ¿cómo la voy a extrañar? Se acostó conmigo cuando no estaba en mis cinco sentidos. Eso es, idiota.

Después del gimnasio, Momo y yo caminamos hacia el departamento. No dijimos mucho en el camino, la noche era demasiado serena para ser perturbada por conversaciones innecesarias. Caminamos una al lado de la otra, cada una con nuestros pensamientos.

Llegamos al departamento en silencio. Ambas nos dirigimos a las duchas de nuestras habitaciones, sin molestarnos en hablar del plan o de lo que haríamos después. Cuando salimos, había una tensión en el ambiente. Momo me sonrió, pero se notaba en su gesto lo preocupada que estaba por mi.

Me preparé para salir: me lavé el pelo y me apliqué productos para el cuidado de mi piel. Cuando terminé, Momo se acercó.

— ¿Cuál vestido quieres ponerte? — Preguntó, rompiendo el silencio. Se me hizo difícil escoger un vestido, pero en ese momento, solo quise vestirme con algo bonito para mí.

Finalmente, escogí un bello vestido negro de tirantes. Era un vestido pegado, sexy, que me resaltaba el escote y con una tela suave que me hacía sentir cómoda.

— ¡Mina, estás preciosa! — Exclamó Momo, y me ayudó a ponerme el collar.

Fuí a la cocina y tomé un sorbo de agua. Mi corazón latía rápido.

— Estoy preocupada. — Solté, comenzando a verme de arriba para abajo. — ¿Piensas que esto es muy innecesario?

— ¿Quieres que te acompañe? — Preguntó Momo, acercándose a mí.

— No, creo que es algo que debo solucionar sola. — Momo me rodeó con un abrazo y se inclinó para besarme la frente.

Tomé una bocanada de aire y me miré en el espejo. Me preguntaba si estaba haciendo lo correcto. Decidí que era mi momento para encarar mis miedos. Me ajusté el vestido, me terminé de arreglar el pelo y me puse un poco de perfume para darme un poco de seguridad. La única forma en la que podía estar tranquila era viéndome bien. Salí del departamento. Era todavía temprano y había poca gente en la calle. Sentía que la ciudad se movía a su propio ritmo y yo estaba fuera de ella. Tomé un taxi hacia el bar y me preparé para lo que fuera a pasar esta noche.

Gym Crush || Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora