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Me retorcía en la cama tratando de dormir, lo que era incapaz de hacer debido a la incertidumbre sobre la foto de Chaeyoung y mi padre

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Me retorcía en la cama tratando de dormir, lo que era incapaz de hacer debido a la incertidumbre sobre la foto de Chaeyoung y mi padre. Intenté calmarme, pero las preguntas y los escenarios seguían dando vueltas en mi cabeza.

Cuando el reloj señalaba las 5:40 am, me deslicé suavemente fuera de las sábanas, evitando despertar a Chaeyoung, quien dormía plácidamente a mi lado. Agarré con cuidado mi teléfono para encender la linterna y me encaminé a la habitación en donde anteriormente habíamos visto el álbum de fotos. Abrí la puerta y me adentré en la habitación. Finalmente estaba frente a la dichosa caja otra vez. Sin hacer mucho ruido, la tomé y la dejé sobre el suelo, sentándome en el mismo lugar de antes. Volví a la página en la que había quitado la foto y decidí seguir viendo las fotos que habían. 

Algunas no eran tan relevantes, pero otras eran fotografías de Chaeyoung en lugares que yo reconocía, como en los jardines de Hamarikyu, lugar al que papá me llevaba seguido. Después de más fotos de la coreana haciendo diferentes cosas, llegué a una en particular que terminó de voltear mi mundo. Era una foto de mi padre con la madre de Chaeyoung, y ella siendo tomada de las manos por los dos, pero eso no era lo que me sorprendía, lo que realmente me asustó fue ver que yo estaba en el fondo, sentada en una de las sillas del pasillo y con un pequeño peluche de pingüino. Mr. Bigotes, ¿cómo olvidarlo a él? Fue mi mayor compañía durante toda mi infancia.

Trataba de armar todo el rompecabezas, pero era evidente que me faltaban muchas piezas. ¿Cómo era posible que yo no recordara nada de esto? Ahora tenía más preguntas que respuestas. Con mi teléfono empecé a tomarle foto a cada cosa que me pareciera importante, saliendo de la habitación en cuanto terminé de hacerlo. Necesitaba tiempo para asimilar las cosas, pero también sabía que no iba a lograr dormir, entonces me quedaba lo único que podía darme paz o distraerme, y eso era hacer postres. 

Caminé hasta la cocina y empecé a sacar cosas involuntariamente. Me puse el mandil y encendí el horno silenciosamente, de pronto ya estaba revolviendo harina, azúcar, y mantequilla en un tazón. Mientras removía los ingredientes, los pensamientos comenzaron a dar vueltas en mi cabeza como el batidor que tenía en la mano.

Tomé una cuchara y comencé a formar bolitas pequeñas que coloqué uniformemente en la bandeja. Con cuidado, introduje la bandeja en el horno y me quedé viendo como las galletas se inflaban. Estaba tan despistada que cuando el horno hizo un sonido en señal de que el tiempo había terminado, fue que me di cuenta que ya eran las 6:30 am. Me coloqué los guantes y saqué las galletas del horno, bastante orgullosa del resultado porque olían demasiado bien. 

Me decidí a hacer café para acompañar las galletas, y en eso, salió Chaeyoung de la habitación, con el pelo algo desordenado y las mejillas rojas.  

— Hola bonita, ¿qué haces despierta tan temprano? — Le pregunté a la coreana que se tallaba los ojos con cansancio.

— Te estaba esperando, pero no volvías, así que vine a ver qué hacías. — Chaeyoung se sentó en la barra, quedando frente a mí. 

Gym Crush || Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora