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Habían pasado ya tres días desde que estaba viviendo momentáneamente con Mina y, finalmente, la luz volvió en la madrugada

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Habían pasado ya tres días desde que estaba viviendo momentáneamente con Mina y, finalmente, la luz volvió en la madrugada. Eso era bueno porque no tenía idea de cómo seguirla entreteniendo. Mina es una persona algo difícil de complacer. Para mi buena suerte y mala de Mina, la nieve aún no se iba.

— Parece que estaremos aquí un poco más... — Suspiró Mina con algo de frustración mientras veía afuera.

— Mi celular está sonando como loco. — Solté una risa y ella sonrió. 

— Dímelo a mí, no lo soporto. Esto de ser popular es bastante molesto. — Noté como apagó su teléfono y lo lanzó hacia el sofá en el que estaba recostada. — Tomaré una ducha, ¿vienes? 

— Es una propuesta tentadora, pero eres una maniática. Hace un frío del infierno y quieres ducharte, ni soñando. — Mina puso los ojos en blanco.

— ¿Prefieres quedarte en el sofá como una sucia? — Asentí con emoción y ella simplemente bufó. — Bien, ya vuelvo. 

Mina desapareció de la sala de estar, dejándome en silencio con mis pensamientos y su teléfono. La nieve seguía cayendo afuera, aunque no tan fuerte como antes, lo que me hizo preguntarme cuánto tiempo más estaríamos atrapadas. 

Escuché la puerta principal ser tocada, por lo que me dirigí a ella, abriéndola para revelar a mi vecina, Rosé, tambaleándose un poco frente a mí. Abrí los ojos en grande en cuanto pude notarla. 

— Chaeyoungie... — Antes de que pudiera reaccionar, la rubia se abalanzó sobre mí para besarme. Eso era malo, muy malo. 

— Rosé... No es buen... Momento. — Dije tratando de separarme de ella, que me empujó al sofá y se sentó encima mío. 

— ¿No es un buen momento para qué, Chaeyoungie? — Susurró ella, su voz aún con un tono sensual y su aliento que indicaba que había estado bebiendo. — Porque yo diría que es el momento perfecto.

En algún otro momento, hubiera correspondido y hasta la llevaría a mi habitación, pero estando Mina en la casa, era la peor idea que podía ejecutar. ¿Qué haría si Mina saliera del baño y nos viera? 

— Rosé... Necesito que te vayas... — Rosé, sin embargo, me ignoró por completo. Sus ojos estaban soñolientos y su mirada parecía emborrachada.

— Voy a hacer que valga la pena... — Murmuró Rosé, tratando de quitarse la camiseta, pero tomé sus manos para detenerla, tratando de hacerla razonar. — No vas a escapar por mucho tiempo, preciosa. Sé que te estabas escondiendo de mí. Puedes correr, pero no tardarás mucho tiempo en caer ante mí. 

Con un esfuerzo considerable, levanté a Rosé de encima mío. Había olvidado lo pesada que era una mujer cuando estaba inconsciente. Por suerte, Rosé se había quedado quieta, demasiado cansada para ofrecer resistencia.

Gym Crush || Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora