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El día finalmente había llegado, la nieve había desaparecido en su mayoría de las calles y el clima estaba tranquilo, pero con un frío terriblemente helado

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El día finalmente había llegado, la nieve había desaparecido en su mayoría de las calles y el clima estaba tranquilo, pero con un frío terriblemente helado. Yo sabía lo que debía hacer, lo tenía claro, la cuestión ahora era hacer que Chaeyoung me dejara ir de su apretado abrazo.

— ¿Estás segura de que no te quieres quedar un poquito más? — Me pidió con los ojos brillosos. En otro momento claro que hubiera cumplido su petición, pero tengo algo pendiente con un tal Christopher Bang.

— Cariño, lo deseo, pero tengo que ir a resolver unos asuntos. En cuanto termine, lo primero que haré será venir a verte. Además, necesito usar mi ropa. — Dejé un beso en su frente, mientras me miraba con aquellos grandes orbes que me fascinaban.

— ¿No te gusta mi ropa? Tal vez si fuera un poco más femenina te parecería... — Coloqué mi dedo sobre sus gruesos labios para silenciarla.

— Tienes una voz tan encantadora como para que estés diciendo cosas tan horribles. Son Chaeyoung, eres preciosa de la cabeza a los pies, me gustas porque eres distinta a los demás, y no por ser "extraña", sino porque tienes una personalidad tan única, tan libre y tan creativa, tu forma de ser es tan especial que por más que intenten copiarla, solo serían una mala versión de ti. No cambies nada, pero si me lo preguntas, eres demasiado femenina, yo solo soy una caprichosa con la moda. — Solté con una leve sonrisa en mi rostro, tocando la punta de su nariz con mis dedos.

— Si sigues diciéndome esas cosas, no voy a dejarte ir nunca. — Reí ruidosamente mientras dejaba besos en sus mejillas.

— Ese es el propósito. — Entre pequeñas risas y algunos besos sonoros, Chaeyoung me dió el último abrazo para finalmente irme. Tomé mi mochila y salí del edificio a toda prisa.

Estaba mareandome y quería creer que era por ir demasiado rápido y no porque estaba completamente nerviosa, aunque soy fiel creyente de la primera, sí, tenía que ser por eso. En cuanto me compuse, tomé el primer taxi que pasó, diciéndole la dirección en cuanto subí y recargandome en el asiento trasero.

A través del vidrio veía como las personas empezaban a limpiar la poca nieve de las calles, las entradas de sus casas y a los niños con la nariz totalmente roja jugando con la nieve que quedaba. La verdad es que me encantaría tener hijos, cuidarlos y ser una buena madre para ellos, aunque es algo que nunca he confesado abiertamente. La voz del taxista avisándome que habíamos llegado a mi destino me sacó del pequeño trance al que había entrado. Dejé un par de billetes en sus manos y le dí las gracias amablemente antes de salir del vehículo.

Estaba ahí, en la casa de los Bang, y no precisamente con buenas noticias para ellos. Me acerqué lentamente hasta la puerta y di dos golpes antes de que Bangchan abriera la puerta principal de la casa.

— Oh, Mina. ¿Qué haces aquí? — Abrió los ojos, totalmente sorprendido. El chico estaba totalmente nervioso e incluso podía decir que estaba sudando.

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⏰ Última actualización: 7 hours ago ⏰

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Gym Crush || Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora