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Habían pasado algunas semanas desde que tuve ese pequeño percance con Chaeyoung, pero ahora era todo mucho mejor

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Habían pasado algunas semanas desde que tuve ese pequeño percance con Chaeyoung, pero ahora era todo mucho mejor. Se acercaban las fiestas navideñas y era increíble. Los árboles sin hojas, todos los sitios completamente llenos de luces, la nieve cubriendo las calles: el invierno estaba siendo una realidad.

El viento estaba tan fuerte que me costaba ver. Sentía mis huesos tan congelados y recordé la mala idea que había sido irme caminando a la universidad, pues no le vi la mínima intención a Momo de levantarse de la cama para irnos. Pensaba que solo serían unos cuantos copos de nieve, pero ahora estaba varada en medio de una tormenta invernal, con poca ropa y sin ningún lugar donde ponerme a salvo. Las pequeñas partículas de nieve me arañaban la cara, pero yo seguía caminando, intentando no perder el equilibrio y hundirme entre la nieve.

Las calles estaban totalmente desoladas, pensé que estaba a salvo al llegar a la universidad, pero estaba vacía, no había ni un alma varada por ahí. Traté de sacar mi teléfono, pero mis manos se habían convertido en dos bolas de hielo, incapaces de agarrar nada, y la temperatura estaba cayendo rápidamente.

A pesar del rápido deterioro de mi estado, seguí caminando, deseando por que apareciera algún tipo de lugar para refugiarme hasta que todo pasara. Súbitamente, una silueta apareció en la distancia. Aunque no podía ver su rostro, pude escuchar su voz.

— ¡Mina, ven aquí! — Gritó una voz un tanto familiar.

La silueta hablaba como si la conociera, pero estaba tan congelada y desorientada que no lograba aproximarme. Me había quedado prácticamente ciega por la nieve. Sin embargo, se acercó más y me tomó la mano. Y entonces noté otra mano, un brazo que tomó mi torso y me recostó contra su cuerpo.

— Vamos, Mina. Necesitas calentarte. — En ese momento pude distinguir el rostro de Chaeyoung, pensaba que era mi imaginación, pero no. Cerré los ojos e inhale su aroma. 

Sin duda, estaba aquí. Y de un momento a otro, caí sobre ella. No recuerdo cómo, pero cuando abrí los ojos, estaba en su casa, todo era cálido y limpio, sin nieve ni viento.

— ¿Cómo te encuentras? — Me tocó la frente. Miré a mi alrededor y noté que me había despojado de mis pertenencias, tenía pequeñas bolsas calientes en las manos y otras por los pies. Estaba cubierta por una gruesa manta y parecía que Chaeyoung tenía un café entre las manos. Me senté para acomodarme a su lado y ella me lo entregó. Mis parpados caían lentamente, casi como si quisiera dormir. 

— Bien, estoy bien. — Poco a poco comencé a beber del líquido de la taza. 

— ¿En qué estabas pensando cuando saliste afuera? El clima está horrible, no es tiempo de dar paseos, Minari. — Me regañó.

— No estaba dando ningún paseo, fui a clases. — Ella levantó una ceja. 

— ¿Clases? Pero si las cancelaron por el mal tiempo. De hecho, no se sabe hasta cuándo se podrán reanudar. ¿No lo sabías? — Negué lentamente. — Dios, ¿para qué tienes teléfono si no lo revisas? Te pudo dar hipotermia si no te hubiera encontrado a tiempo. 

Gym Crush || Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora