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— ¿Tienes hambre? — Le pregunté a la coreana que se mantenía aún viendo la nieve caer por la ventana

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— ¿Tienes hambre? — Le pregunté a la coreana que se mantenía aún viendo la nieve caer por la ventana.

— La tengo, pero no hay forma de que cocinemos sin luz... ¿O tienes alguna idea? 

— Recuerdo haber visto que en el clóset hay unas linternas. — Comenté, tratando de recordar en qué parte especifica del clóset estaban. — ¿Puedo ir a buscarlas?

— ¿Yo tengo linternas? — Dijo, rascándose la nuca. Yo asentí. — En ese caso, supongo que sí. 

Me dirigí por segunda vez al clóset con la pequeña y casi terminada vela en la mano, moviendo algunas cajas para buscarlas. Finalmente, terminé localizando las linternas. Estaban todavía en su caja original, como si nunca hubieran sido usadas. Las dejé en la pequeña repisa y con cuidado les coloqué las baterías en su posición correcta. Inmediatamente, las luces se encendieron y con ellas, mi sonrisa también. Tomé todo y regresé a la cocina, alumbrando a Chaeyoung en cuanto la vi. 

La coreana estaba cortando un par de tomates como podía, ya que no veía mucho. Dejé las linternas en la barra de la cocina, alumbrando toda con aquella luz blanca. 

— Vaya, realmente las tenía. — Reí y me acerqué, tomando otras verduras y cortándolas en rodajas.

— ¿Cómo no puedes saber lo que tienes en casa? — Chaeyoung terminó por comerse una rebanada de tomate, ella solo levantó los hombros.

— No esperes mucho de mí, estudio enfermería, no tengo tiempo. — Confesó con una pequeña sonrisa.

— Yo veo todo lo contrario, tienes mucho tiempo para ponerte en forma, eh. — Sonreí con ella al darme cuenta del rubor en sus mejillas.

— ¡Solo me gusta hacer ejercicio! Pero gracias por recordarme, el hecho de que no tengamos luz ni podamos salir no significa que te salvarás de tu entrenamiento diario. Para tu magnifica suerte, tengo todo lo necesario para que cumplas con tu rutina. 

— Eres una idiota. Solo ayúdame a terminar los sándwiches y puede que me lo piense. 

— Solo estoy cuidando de tu salud, tal vez de esa forma no te mueras de hipotermia cada vez que salgas. — Tomé una rebanada de queso y se la tiré en la cara, quedándose pegada ahí. 

— Ugh. — Se quejó Chaeyoung mientras se quitaba el queso de la cara con indignación. — Te juro que esta me la pagas, Myoui Mina. 

Y así iniciamos una persecución por toda la casa.

Corrí sin mirar atrás, escuchando los pasos de Chaeyoung detrás de mí y cada vez más cerca. Salté bruscamente el sofá, quedando hasta el otro extremo del mismo. Al ver a Chaeyoung, me di cuenta de que tenía un atomizador de agua entre las manos y una mirada retadora, por el contrario, yo solo tenía una rebanada de lechuga, una linterna y mucha fé.

Gym Crush || Michaeng Donde viven las historias. Descúbrelo ahora