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Presione el botón de el elevador por tercera vez, quería llegar rápido a mi piso, me sentía cansada luego de estar toda tarde en el estudio grabando los últimos detalles de mi álbum, mis ojos casi se cerraban por si solos.
—Con que lo presiones una vez ya vendrá.
Fruncí el ceño al escuchar la voz detrás de mi. —Pienso que si lo presionas varias veces llega más rápido. —dije girándome para saber de quién era aquella voz.
Mis ojos se abrieron al ver el rostro conocido delante mi, unos profundos ojos azules me miraban fijos, evité su mirada nerviosa.
—Es demasiada coincidencia encontramos aquí, pensé que nunca te volvería a ver.
—¿Te conozco?. —dije mirándolo de nuevo
Tenía muy claro quién era.
—¿De verdad te harás la que no me conoces?. Te vi hace dos días en el paddock.
—No sabía que eras mi admirador.—volví a presionar el botón.
—No te sientas tan importante.
Lo miré de reojo.
—Soy Lando. —Note como formó una sonrisa de lado. —¿Tu cómo te llamas?.
—¿Por qué quieres saber mi nombre?.
—¡Que odiosa eres!.
—Lo siento, seguro estás acostumbrado a que las chicas siempre te sonrían.
—Quizás. —ironizó.
El elevador finalmente llegó, me subí apenas abrió sus puertas presionando el botón de el último piso. Lando también subió.
—¿Vives en el piso siete?.
—¿Por qué tantas preguntas?.
—Por nada, vecina.
—¿Vecina?. —repetí.
—También vivo en ese piso, ¿no crees que es el destino?.
—No creo en el destino.
¿Cuáles eran las posibilidades de que viviéramos en el mismo edificio, y mismo piso?...y misma ciudad.
¿Por qué me pasaba esto?.
—¡Que amargada!.
—Primero odiosa y ahora amargada, ¿que otra cosa me dirás?.
—No quería hacerte molestar.
—No me molesta, me han dicho cosas peores, pero no me conoces.
