La vida de Blair Jones ha sido una constante pesadilla luego de la pérdida de sus padres. Todo comienza a cambiar cuando se muda a Inglaterra por su nuevo contrato musical...
Con una nueva vida por crear, y personas nuevas por conocer, Blair asiste...
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No he dormido nada en las últimas horas. Pasé toda la noche intentando convencerme de que lo que estaba a punto de hacer no era una locura, que tenía sentido, aunque ni yo misma terminara de creerlo. Estaba sentada en el aeropuerto, mirando el boleto en mi mano, y todo me parecía irreal. Estaba dejando Londres sin avisar a nadie, sin explicaciones, solo con una mentira construida para evitar preguntas.
Lando creía que estaba ocupada con el próximo lanzamiento de mi disco. Y que por eso pasaría todo el día afuera, también mencioné que quizás no pueda responder sus mensajes. Él no sospecharía nada. Nadie lo haría. Si todo salía como esperaba, estaría de vuelta mañana mismo y nadie tendría que enterarse de que estuve en California.
Miré a mi alrededor, buscando algo que me ayudara a calmarme, pero el aeropuerto estaba demasiado tranquilo.
Cuando anunciaron el embarque. Me levanté, recogí mi bolso y avancé hacia la puerta de embarque.
Entregué mi boleto y avancé por el pasillo hacia el avión. Mis manos temblaban ligeramente mientras sujetaba mi bolso, y sentía que cada paso pesaba más que el anterior.
Cuando me senté en mi asiento, cerré los ojos por un momento, intentando encontrar algo de calma. Pero era imposible. Sabía que estaba haciendo algo arriesgado, algo que probablemente nadie entendería. Pero también sabía que ya no podía seguir viviendo con estas dudas, con este peso. Tenía que saber la verdad, aunque me aterrara lo que podría encontrar al final.
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El avión aterrizó suavemente en el aeropuerto de Los Ángeles, pero mi corazón seguía sintiéndose como si estuviera en turbulencia. Apenas había dormido durante el vuelo. Había pasado las horas mirando por la ventana, intentando encontrar algo de calma. pero mi mente estaba demasiado ocupada con todas las posibilidades que me esperaban.
Cuando bajé del avión, la brisa cálida de California me envolvió, trayéndome de golpe recuerdos. Era extraño estar de vuelta. No me di tiempo para pensar demasiado en ello; había algo más urgente que atender.
Me dirigí al área de recogida de equipaje con el teléfono en mano. Abrí el último mensaje que había recibido del anónimo, el que contenía una dirección. No estaba familiarizada con la ubicación, pero eso no importaba.
—Acabo de aterrizar. Nos veremos en una hora en el lugar que enviaste.
No tardó mucho en llegar la confirmación.
—Perfecto. Llegaré puntual.
Leí esas palabras y guardé el teléfono en mi bolso y me dirigí al área de taxis. No tenía tiempo para permitirme dudar. Todo esto ya estaba en marcha, y ahora solo quedaba ver hacia dónde me llevaría.
