La vida de Blair Jones ha sido una constante pesadilla luego de la pérdida de sus padres. Todo comienza a cambiar cuando se muda a Inglaterra por su nuevo contrato musical...
Con una nueva vida por crear, y personas nuevas por conocer, Blair asiste...
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Cada mañana que despierto cuento los días para salir de este lugar, han pasado varios días desde el accidente y aunque físicamente me sentía mejor, el ambiente del hospital me pesaba cada vez más.
Las noches era una lucha contra mis propios miedos. Cerraba los ojos y me encontraba atrapada en un bucle de pesadillas. Mis recuerdos del reciente accidente se mezclaban con los recuerdos del accidente de hace nueve años. Veía a mis padres, el coche destrozado, y me sentía de nuevo como aquella niña indefensa que había perdido a sus seres más queridos. Despertaba jadeando, con lágrimas en los ojos, deseando desesperadamente escapar de ese ciclo de dolor.
Los primeros días, cuando me mudé a Londres...pensaba si valía la pena estar aquí. Y luego de unos meses me di cuenta que sí. Esas pesadillas que tenía cada noche por el accidente, fueron desapareciendo. Mi carrera musical estaba siendo exitosa, y conocí a Lando que se ha convertido en la persona más importante de mi vida.
Por fin había encontrado un lugar donde podía sanar.
Pero luego del accidente, siento que todo lo que construí en los últimos meses había sido en vano. Volvieron las pesadillas, y los recuerdos. La sensación de pérdida y dolor era abrumadora, como si todo mi progreso se hubiera desvanecido en un instante.
Tome uno de los libros que tenía al lado de la cama para distraerme. Apenas había leído unas cuantas páginas cuando escuché la puerta abriste, era Lando.
—Hola hermosa, ¿cómo te sientes hoy?. —preguntó, sentándose junto a mí, tomando mi mano con suavidad.
—Estoy mejor... eso creo.
—¿Pasó algo?. —pude notar la preocupación en su voz.
—No quiero seguir en este lugar.
Lando frunció el ceño, acercándose a mi.
—No te lo había dicho para no preocuparte, pero desde que estoy aquí, tengo pesadilla cada noche...
—Jones... sé que no es fácil, pero necesitas estar aquí para que te cuiden y te recuperes.
Negué con la cabeza, sintiendo cómo una oleada de ansiedad comenzaba a formarse. —No lo entiendes. Esta es la segunda vez que tengo un accidente. Y cada vez que despierto aquí, los recuerdos de mi infancia vuelven. No puedo dormir, no puedo respirar bien. Siento que estoy reviviendo todo de nuevo.
La mención de mis padres pareció sorprenderlo. Su expresión cambió. Su mano apretó la mía con más fuerza, intentando calmarme.
—Blair, no sabía que te afectaba tanto. —dijo en voz baja, sus ojos fijos en los míos. —Lo siento mucho. Quisiera poder borrar esos recuerdos y hacer que todo esto desaparezca.
Sentí un nudo en la garganta, pero me obligué a continuar. —Lo sé, Lando. Pero no puedo seguir aquí. Cada sonido, cada olor, todo me recuerda a ese día. Es como si estuviera viviéndo lo mismo que hace años... Ni siquiera estoy segura de que pueda volver a subir a un auto sin pensar en todo.