La vida de Blair Jones ha sido una constante pesadilla luego de la pérdida de sus padres. Todo comienza a cambiar cuando se muda a Inglaterra por su nuevo contrato musical...
Con una nueva vida por crear, y personas nuevas por conocer, Blair asiste...
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Estaba en el paddock de McLaren, observando a mi alrededor como los Ingenieros iban y venían, cada uno con su propósito, moviéndose a un ritmo casi frenético. El sonido de los motores resonaba en la distancia, mezclándose con los murmullos apresurados. Sin mencionar las cámaras que estaban en todos lados.... Y aunque había presenciado todo esto antes, esta vez era diferente.
No era solo estaba ahí como Blair Jones, o alguna invitada. Esta vez era "Blair, la novia de Lando Norris".
Esa etiqueta lo cambiaba todo. Las miradas se detenían en mí más de lo habitual, los susurros aumentaban cada vez que pasaba cerca, y la presión de sentirme observada constantemente me causaba una cierta ansiedad. Respiré hondo, ajustándome la chaqueta con la esperanza de que ese gesto lograra calmarme.
Estaba acostumbrada a ser observada. A fin de cuentas, mi vida como figura pública me había enseñado a soportar los flashes, las preguntas incómodas y las críticas despiadadas. Pero esto era diferente. Estaba representando algo más, una parte de la vida de Lando.
Y sabía lo que significaba eso en este medio.
Mis ojos se desviaron hacia el monoplaza de Lando. Ahí estaba él, rodeado de su equipo, concentrado en cada detalle antes de la carrera.
De repente, lo vi caminar hacia mí, esquivando a los ingenieros y miembros del equipo como si lo hubiera hecho mil veces antes, y conociéndolo probablemente lo había hecho.Cuando llegó a mi lado, esbozó una sonrisa.
—¿Estás bien?. —preguntó, inclinándose un poco para que solo yo pudiera escucharlo.
—Si, aunque creo que un poco nerviosa por la carrera, no me había sentido así antes. —respondí con una sonrisa tímida.
Él dejó escapar una risa suave y se inclinó hacia mí.
—Creo que es normal. Mi madre es igual cada vez que viene a verme. —dijo, y sus ojos se iluminaron al hablar de ella. —Siempre dice que siente que va a saltar al circuito si algo sale mal.
No pude evitar sonreír al imaginarla, igual de nerviosa que yo, aunque su experiencia en este mundo era mayor.
—Supongo que me acostumbraré con el tiempo. —dije, intentando sonar más tranquila, aunque no estaba tan segura de que fuera cierto.
En un gesto rápido pero decidido, se inclinó hacia mí y me besó colocando sus manos en mi rostro. Fue un beso rápido, pero tierno. Cuando nos separamos sus ojos se encontraron con los míos.
—Te ves preciosa, por cierto. —dijo antes de irse, sus palabras lograron sacarme una pequeña sonrisa genuina.
Lo vi caminar hacia el monoplaza, colocarse el casco y desaparecer entre el caos del paddock.