La vida de Blair Jones ha sido una constante pesadilla luego de la pérdida de sus padres. Todo comienza a cambiar cuando se muda a Inglaterra por su nuevo contrato musical...
Con una nueva vida por crear, y personas nuevas por conocer, Blair asiste...
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Sábado por la noche, mirar películas tumbada en el sofá era mi único plan, al menos hasta que mi insomnio desapareciera.
Un ruido extraño me hizo pausar la película, mire a mi alrededor con temor levantándome cuidadosamente para ver de dónde venía aquel sonido.
¿Debía preocuparme?. Era poco probable que alguien entrara a asesinarme, había demasiada seguridad en el edificio y estaba en un séptimo piso. —Fue lo que pensé.
La manija de la puerta principal llamó mi atención, se estaba moviendo cómo si alguien intentara abrirla, lo que hizo que me comenzara a asustar, tragué saliva nerviosa. Corrí a la cocina y tomé el primer cuchillo que vi y volví a la entrada de puntillas.
Mire por la cámara de seguridad de la puerta, la silueta de lo que parecía un hombre se veía intentando abrir, al parecer tenía unas llaves, lo que me sorprendió.
Acerqué más la imagen y pude reconocer aquellos rizos que había visto pocas veces, el rostro de Lando se vio cuando levantó su cabeza.
—¿Qué carajos?. —abrí la puerta y el británico me miro abriendo sus ojos.
—¿Blair? ¿Que haces en mi departamento?. —Por su voz pude reconocer que no estaba sobrio. —Sabía que me ibas a necesitar, aunque lo negarás.
—¿Eh?, creo que estás demasiado ebrio como para reconocer que intentabas entrar a el departamento equivocado.
—¿Yo?. —Lando miró a su alrededor y rio inocente. —Pensé que este era mi...olvídalo...
—Apenas y puedes estar de pie, ¿no me digas que has estado conduciendo en ese estado?.
—¿Acaso te estas preocupando por mi, Jones?.
Puse los ojos en blanco.
—Sabía que no me odiabas del todo. —añadió.
Mire la mano de Lando y reí.
—¿Intentabas abrir con las llaves de tu auto?.
—¿La llaves de mi au...? —Lando miró sus manos. —El alcohol está afectando mi cerebro.
—No creo que sea el alcohol.
—Tendré que volver a el estacionamiento a buscar las llaves, seguramente están en mi auto, o las dejé por algún lado.
—No te dejaré volver, apenas y puedes estar de pie, no me imagino si intentas caminar. Si te pasa algo luego quedará en mi conciencia.
—¿Quieres que me quede durmiendo afuera?.
—No, pero puedes pasar a mi departamento, hasta que el efecto de el alcohol se pase un poco.
