Kai no volvió conmigo aquella noche, sino que, como otros omegas, regreso por la mañana,
con aspecto resacoso y una expresión de ligero arrepentimiento.—Me encanta que, incluso aquí, haya un «paseo de la vergüenza» —le confesé a Koal y Dillo, a mi lado en el mirador-chill out más cercano a la entrada sur del Pinar.
—¿Qué es eso? —preguntó el omega de pelo gris y mullido, con numerosos bigotes blancos y enormes ojos de un precioso color teca.
—Es cuando en la sociedad beta te quedas a dormir con otra persona, y al salir la mañana siguiente todos saben que habéis tenido sexo y te juzgan por ello —traté de explicarle.
—¿En serio hacen eso? —preguntó Dillo, sin siquiera moverse del asiento de cojines en el se había puesto a peinar su enorme cola de ardilla.
—Sí.
—¿Y por qué? ¿Es malo follar allí?
Terminé por coger aire y poner los ojos en blanco. Mis maravillosos comentarios no tenían sentido si el público no entendía las sutilezas e hipocresías de una sociedad como la beta. Para los omegas, follar estaba bien y era algo tan normal como comer o dormir; el único requisito previo al coito, era sacarle la barba al alfa, después le montabas tanto y cuanto querías y nadie podía decir nada.
Por ello me ahorré dar más explicaciones y me tiré al vacío entre las ramas antes de agarrarme a una de las lianas y descender rápidamente hacia el suelo. Allí, en una de las entradas a Raíces, intercepté a Kai.
—Vaya, vaya, vaya... mira quien da tantos consejos y después se queda a dormir con un alfa...
El omega-conejo me dedicó una mirada de intenso desprecio, pero nublada por el cansancio y la resaca; así que fue casi más de dolor que de odio.
—Capirco me emborrachó y se aprovechó —dijo, de la forma más sensacionalista y dramática que pudo.
—Kai, te vi antes de marcharme de Vallealto —le aseguré—. Y te estabas dejando engatusar como un cerdo por Capirco.
—¡Eso es mentira! —negó, señalándome con el dedo mientras descendía la escalinata que se hundía en la tierra y las raíces—. No paraba de seguirme y ofrecerme cerveza...
—Sí, y seguro que también te obligaba a meterle mano y morderte el labio mientras le mirabas.
Kai se detuvo en seco y puso una cara de asesino en serie, una a la que respondí con una ceja arqueada y una leve sonrisa.
—Solo me limpió —me dejó bien claro—. Y después me engatusó para quedarme a dormir en su cama —añadió en un tono más bajo mientras apartaba el rostro, casi como si no quisiera que le oyera.
—Aha...
Dejamos el tema por un momento y simplemente seguimos avanzando por el corredor fresco y de fuerte olor a tierra, ese que tanto les gustaba a los roedores y demás especies subterráneas.
—¿Puedo hacerte una de esas preguntas discretas? —dije entonces.
—No, ahora necesito ver a Topa Má y que me dé un remedio para la resaca —respondió, hasta que después de un par de pasos, me miró por el borde de los ojos y preguntó—. No habrás hecho ninguna tontería ayer con Jimin, ¿verdad?
—No, solo charlamos y tonteamos un poco.
—Ah, bien, aunque quizá deberías empezar a pensar en que te limpie —me aconsejó antes de inclinarse un poco y decir en voz baja—: Jimin es todo un caramelo y no va a pasarse mucho tiempo sin que alguien le saque la barba, ¿entiendes? Tienes que asegurarte de que ese alguien eres tú.
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Un omega diferente
FanfictionBeomgyu es un omega diferente puesto que jamás había tenido la oportunidad de interactuar con los de su clase, pero una misión de emergencia hace que todo cambie Adaptación