Todo empezó con un vídeo en internet.
Nadie supo de dónde vino pero, en apenas horas, ya era viral y ya estaba en todas partes. Los mayores periódicos, paginas web y redes sociales, cubrieron la noticia al instante. Columnas de opinión, tertulias y analistas discutieron sobre él durante semanas, tanto por su autenticidad como por el mensaje que quería transmitir: La Reserva no era el lugar oscuro y salvaje que se creía.
En el famoso vídeo, titulado comúnmente como «La Voz de la Guarida», aparecía un impactante primer plano de una omega sentada en un tocón. Su ropa era humana y su aspecto, cansado y triste. Una voz femenina y dulce hacía una única pregunta:
«¿Hace cuánto has llegado a La Reserva?»
La omega se tocaba sus orejas de conejo con nerviosismo y miraba al suelo.
—He llegado anteayer —respondía.
Seguido, un corte presentaba a otro omega, más mayor pero con ropa de lana y corte medieval. La pregunta se repetía:
«¡hace cuánto has llegado a La Reserva?»
El joven arqueaba las cejas y ladeaba su cabeza de cuernos de cordero.—Pues... creo que hace dos meses ya. Es un poco difícil calcular el tiempo sin calendarios.
Otro corte presentaba a una tercer omega, más mayor y de rodillas cruzadas.
«¿Hace cuánto has llegado a La Reserva?»
—Pfff... a ver, déjame pensar —decía ella, mirando el techo un instante mientras se daba ligeros toques en la pierna—. ¿Dos años...? —preguntaba a cámara—. Sí, creo que sí. Más o menos. Pasé el primer año en la Cabaña y después me mudé a Valle Dorado —asintió.
Otro corte, otro omega, esta vez, embarazado y acompañado de un enorme alfa oso.
«¿Hace cuánto has llegado a La Reserva?»—Joder —soltaba de pronto, abriendo mucho los ojos— Pues... diez años, creo. ¿Sí, no? — preguntaba a su acompañante, de larga barba con cuentas—. Sí, porque conocí a Ugso hace siete y yo llevaba tres mínimo por El Pinar.
—Los mejores siete años de su vida —añadía su acompañante antes de reírse de una forma algo bobalicona.
El omega ponía los ojos en blanco y negaba con la cabeza, mirando a cámara antes de dar una seria advertencia.
—No os emparejéis con un úrsido, son lo peor.
El alfa-oso se inclinaba, creyendo que no estaba incluido en el plano y, con una enorme sonrisa, aclaraba:
—Lo peor para el corazoncito de un omega.
—Joder —repetía por detrás su pareja.
Otro corte más presentaba a una omega mayor de arrugas y vestido de lana gruesa. Juntaba las manos en el regazo y su pelo rizo tenía un aspecto pomposo y blanquecino.
«¿Hace cuánto has llegado a La Reserva?»
—Uff, querida, pues no sabría decirte —murmuraba ella, tan entrañable como su aspecto—. Cuando yo llegué aquí, Nixon era presidente.
«¿Votaste por él?», preguntaba la entrevistadora.
La anciana se rio y negó.—No, no se podía aún. Los animanos no podíamos votar de aquella —le recordó, y, con un tono menos divertido, añadió—: La razón por la que recuerdo a Nixon, fue que una de las políticas que uso para ganar, consistía en endurecer las leyes animanas. Causó mucho miedo y odio —se detuvo y bajó un momento la mirada a su manos envejecidas—. Mis padres beta tenían una tienda y le rompieron los cristales y la asaltaron en varias ocasiones, escribiendo cosas muy feas sobre ellos por haberme acogido. —Se detuvo otra vez y sus ojos se humedecieron, con una respiración, volvió a levantar la cabeza—. Decidí pedir el traslado a La Reserva para que no les hicieran daño por mi culpa.
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Un omega diferente
FanfictionBeomgyu es un omega diferente puesto que jamás había tenido la oportunidad de interactuar con los de su clase, pero una misión de emergencia hace que todo cambie Adaptación