Orgulloso Silencio ©✔️

Capitulo 15

IVÁN

La manera que me miras solo a mi, me hace temblar el alma
-Dani Marcano.

Perdia los nervios. Desde que me toco conocerla solo habia recibido de ella una mirada llena de odio y desagrado, pero no esta vez. Asomó una arrogante sonrisa que me hizo sentir una sensación de calidad en mi pecho, seguía recostado junto al de ella, tan cerca y a la vez tan lejos de mi alcance. Clave mi mirada en la suya y me acerque mas a sus labios rozandolos con los míos.

—¿Que pasa, mocosa? tienes miedo de perder en el juego.

Frunció el ceño.

—Deja de pensar cosas que no van a pasar, gilipollas. Eres un ser desagradable. Asi que apartate hasta que esto se salga de control.

—¿Es una amenaza?

—Tomalo como quieras, yo se que no pienso caer en tus juegos.

— Y tu ¿Que crees a que jugamos?

No estaba completamente claro de lo que estaba haciendo ¿Desde cuando tenia tantas ganas de jugar? de repente mis labios actuaron solos, por que ya estaban sobre los de ella: devorándola. Sus manos se aferraron a mi cuello y una oleada de placer me recorrió el cuerpo por la forma en que ella me respondió ¡Al parecer se le ha olvidado el asco que me tenia! Pero tampoco era algo que se podia olvidar asi a la ligera, lo que habiamos vivido mucho antes de esto, era inolvidable. Sus besos eran lentos como si estuviera memorizando cada uno de mis movimientos con la lengua desenvolviendo con la suya, desenfrenados. Me estaba cegando y no podía detenerme, mas bien no quería hacerlo.

Al tener esos pensamientos en mi cabeza me enoje y me aparte de ella, antes que las cosas pasaran a mayores, tal y como dijo: ¡Hasta que se salgan de control! me di bofetadas mentales cuando salí al pasillo escalera abajo. Escuche el timbre sonar y me acerque con rapidez a la puerta sacando el dinero de la comida que habia ordenado.

Un chico pelirrojo me sonrió con amabilidad y le estreche el dinero de mala gana en el pecho, ordenando que dejara la comida en el primer lugar que viera. Porque yo simplemente estaba enloqueciendo.

❇❇❇

Me quite aquellos pensamientos sentado otra vez como cada mes en el sillon de la tortura. Con un aire lleno de tristeza y esos colores que me hacian ver lo gris que puede ser la vida, mas si ya estaba destruido.

La Psicóloga capto cada uno de mis movimientos musculares, por supuesto que estaba incómodo pero, no por su presencia precisamente.

—¿Hay algo que te preocupe, Iván?

—Nada — le respondí cortante.

Ella suspiro haciendo de su enorme paciencia.

—Iván, ya pronto llegaran las fiestas. Asi que creo que es mejor que te des un descanso de esto, se que te sigue siendo dificil hablar — Acomodó sus lentes — Creo que deberias de empezar desde mucho mas afuera, Iván. Me estoy quedando sin opciones.

—¿Y cree que tengo opción? — repliqué frustrado — No tengo amigos, Doctora. Entienda.

—Estoy haciendo todo lo posible por entenderte, Iván. Pero llevamos años en esto, y desde ese tiempo no he visto que hayas dado un paso por ti — acomodo sus lentes en el puente de su nariz — Iván, eres un chico de pocas palabras, ingreido y con un ego enorme. Eso lo entiendo pero lo que sigo sin entender como es que una persona como tu: con ese tipo de caracteristicas, no le importe ni asi mismo. El ego puede ser bueno delante de las personas pero te destruye hasta dejarte sin nada.