Epílogo

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Años después.

Todas las enfermedades empiezan con pérdidas. Yo perdí un mejor amigo, un padre y una madre y casi pierdo a toda mi familia. La peor sensación que puedes llegar a sentir si una vez pasa: es llegar a un punto donde la ansiedad te consume, la mente y el corazon se disparan, te ocurren temblores involuntarios y te falta el aire.

No me había pasado , pero llegué a pensar que si.

Hace unos años atrás no sabía porqué me pasaban las cosas, y sufría demasiado encargandome de cosas que ni me correspondían. En cambio, llegó esa persona que cambio mi vida para siempre.

Llegas al punto donde quieres una respuesta y te frustra no poder conseguirla, pero solo hay que tener en  cuenta las personas que sin querer llegaron a nuestras vidas.
Que sin querer se convirtieron en una pieza fundamental, Pero también debemos de tener en cuenta que en algún momento se tendrán que ir. Solo están de pasada para hacerte valer por lo que eres, o en mi caso: darme entender lo que valía por más que me sumergiera en el dolor.

Decir adiós cuando tocó como aquella vez en el aeropuerto, fue una forma de querernos del mismo modo. Fue una retirada de victoria para muchos y en el proceso fueron perdidas inolvidables; todo lo que pasamos fue una manera de aprender que no todo seria como queríamos y si se dió así es porque cada uno sacaremos un la lección y el aprendizaje de todo eso.

De los errores se aprende, me costó entender. De allí aprendimos tantas cosas que hoy cuesta recordar. Quedó en el pasado. Por eso no me desmotive a quedarme en el mismo lugar como siempre lo había hecho, decidí continuar y encontrarme.

Las lecciones que vivimos desde el primer día dejaron cicatrices, el progreso de lo que paso después fue el fin de un final para cada uno. Ya no existía el dolor, no existía el silencio, no existía el orgullo.

Aprendimos a no perder nuestra escencia, a pasar de página cuando toca y a seguir escribiendo la historia que nos corresponde porque somos nosotros lo que decidimos si queremos un final feliz. Si queremos atrevernos a intentar, si queremos marcar la diferencia.

Aprendimos a controlar cada uno de esos impulsos que lastiman y hablarnos con la verdad aunque duela. Aprendimos a enfrentarnos a cada uno de nuestros miedos: como lo representaba el amor.

¿Volvimos a ser los mismos?

¡Por supuesto que no!

Muchas cosas nos marcaron, pero lo que importaba es que estábamos todos juntos. Jamás me había sentido tan llena de amor como lo que pasó después de todo.

Luego de la boda de mi hermana, no volvimos hacer los mismos. Meilth me confesó que el día más feliz de ella: nuestro padre intentando escapar con fin de interrumpir la boda, Pero fue asesinado por una bala que nunca salio de su cuerpo hasta que llego a su corazon y perdio la vida.

Fue un final muy triste para el, Pero en el fondo me sentía feliz de que por fin había tenido su merecido aunque fuera poco.

Mi hermano cada día creció como persona, y estaba orgullosa de él. A pesar de todas las cosas desquiciadas que hizo, logro marcar la diferencia entre tanta gente común.

—Si dice que no — dijo el por enésima vez.

—Oye, escúchame — lo sostuve del rostro y lo obligue a mirarme —Eres una bella persona y cambiaste por ella, te dira que si porque te ama.

Fue el día más feliz de su vida.

Nella le dijo que si a su propuesta de matrimonio y a los dos meses juraron quererse por siempre.

Quien lo diría:

El cambio por ella, porque Nella era uno de los seres más puros que por fortuna encontró a ese ángel caído. Demostró lo que en verdad era y esta fue su recompensa.

—¿Cuando será nuestro turno — me habló Iván ese día.

Sonreí como tonta y le sostuve la mano fuerte. Respire hondo.

—Nunca.

Lo pensé muchas veces, pero me daba miedo. Esas cosas para mí eran delicadas. No solo estabamos hablando de un papel firmado, también hablamos de un juramento ¿Si fuera en vano? ¿Cómo quedarían esas palabras que dan esperanza a tener una larga relación?

Lo pensé y lo pensé sin parar, cada día me negaba y Iván me insistía.

Cuando estaba decidida a firmar ese papel como si fuera mi próximo libro a publicar. Ocurrió otra cosas que resultó ser una gran sorpresa.

—Iván... — dije muerta de miedo —Estoy embarazada.

No sé quién estaba más paranoico: el o yo por cargar una vida más dentro de mi, Pero el trato de hacer todo lo posible por sentirme cómoda. Desde el primer día que se lo dije.

Nueve meses de tortura tuve que vivir. No lo digo por las vidas que llevaba adentro, sino por Iván y Meilth. Los dos hombres de mi vida, no dejaban de discutir sobre lo que era mejor para mí y no dejaban de sacarse los trapitos hasta que unos se molestará y dejara las cosas. Aprendieron a convivir porqué ambos querían lo mismo.

—¿Como la llamaremos? — me preguntó Iván el día que me vio con nuestra bebé en mis brazos.

—Se llamara como tu mamá — ví como sus ojos se volvieron vidriosos —Tu nombre será: Karliam — añadí contenta mirándola.

—Karliam Miller — sonrió con ilusión —Rodrigo Miller. Me gusta.

Quien se iba a imaginar que llevaba dos seres hermosos en mi vientre. Eso fue sorpresa para todos y mucho más para mí que tuvo que vivir todo ese dolor; mi editorial creció, Pero a su vez tuve que abandonar el trabajo por los bebés. No me preocupaba en los absoluto, Iván se encargaba de hacer todo y sobre todo me ayudaba en mis libros.

En el lanzamiento y distribución. En los dos años que estuve afuera de los negocios editoriales: logré escribir más de cinco libros, estar en casa me motivo, Iván me ayudó, Pero nunca olvidaría mi primera vez que escribí un libro.

Los meses se convirtieron en años.

Todo fue marchando mejor y no volví a olvidar nada. No volvimos a odiarnos, no volvimos a ocultarnos nada y mucho menos lo que sentiamos. Todo terminó como el lo había dicho en su último libro: un final feliz.

Estábamos destinados a estar juntos desde el principio hasta el final.

Un futuro no estaba previsto para los dos, el desastre que éramos antes nos obligó a darnos cuenta de muchas cosas y hoy agradecía por eso.

Puede que está vez haya olvidado aclarar algunas cosas, pero no me importaba. Era feliz y aprendi que si se puede salir de un abismo.

Seis añitos después:

—¿Cómo se llama su historia, papá?

Karliam mostró interés por el estante de libros que había en medio de la sala. Adivinando cuál de esos libros era nuestra historia.

Iván y yo nos vimos las caras, sonreímos. Nos tomamos las manos y fue como ver un flash pasar por nuestras mentes, habíamos pasado por mucho y solo basto un momento para recordar todo desde el principio.

Lo que empezó como un juego, termino antes de que verdaderamente empezaramos a jugar.

Lo que empezó como un desastre mental, termino en una laguna pacífica llena de recuerdos inolvidables.

Lo que empezó con un orgullo, acabo con mi silencio.

El pasado es una fantasía de la mente, es por eso que duelen los recuerdos y lo que significa cada uno de ellos. Quedémonos con los especiales. Cómo fue nuestra historia.

—Orgulloso Silencio.

FIN

🎉 Felicidades terminaste de leer, Orgulloso Silencio.🎉

Orgulloso Silencio ©✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora