Capitulo 3

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TÁMARA

¿Es enserio? ¿A quien se le ocurre?
Colocar un color como este en un uniforme académico.

¡Rojo!

Solo pensarlo me daban nauseas. No les iba a a negar que hace unos segundo estaba emocionada por empezar a clases en una nueva preparatoria, resulta que al abrir uno de los cajones que traía consigo el escritorio donde me digne a guardar unas cosas al azar: me encontraria una pequeña caja que traia una foto.

¿como una simple foto puede generar miles de sentimientos?

En ella estaba plasmado mi rostro cubierto de pastel junto con el rostro de mi mejor amigo y algunos compañeros de mi antigua preparatoria. Ese día lo recordé como si fuera ayer. De inmediato me puse a llorar mandando mi estado emocional al carajo.

Eres una persona Resiliente, Tamy. Siempre tratas de adaptarte a algo pero no todo el tiempo tiene que ser así.

Esos fueron las ultimas palabras de mi mejor amigos antes de despedirse de mi, desde entonces ahora que lo pienso...

¿Tengo que cambiar?

Mi cuerpo al frente de aquel espejo que mi madre se propuso a traérselo desde Londres término colgado en mi habitación en medio de aquellas dos puertas que antes mencione. Una es un pequeño armario y el otro un baño con lo necesario. Mi rostro se estaba  trastornando mas pálido de lo normal y las Ojeras por la falta de sueño ocuparon puesto en mis pómulos, mi cuerpo delgado era totalmente visible bajo todo ese horrendo uniforme y me seguí preguntando.

¿Como es que cambie tanto?...

—¿Tamy? — grito mi hermana.

—Un momento — le respondí.

No era de maquillarme así que nada mas me coloque algo de brillo labial para humedecer mis labios resecos y agrietados de tanto mordermelos. Cogí mi mochila saliendo de la habitación, bajando las escaleras para encontrar a mi madre con un ramo de rosas blancas y a su lado un chico.

¡Vaya chico!

Le aparente unos veinte y tantos años. Lo que me causo gracia de repente fue que al mirar a mi hermana supe que la habíamos perdido: lo miraba con tanta intensidad y lujuria en sus ojos que dude que el chico se había dado de cuenta o solo estaba acostumbrado a recibir ese tipo de miradas. Era guapo, con un cuerpo atlético, unos bíceps tan formados que se notaba que estaban por salirse de las mangas de su camisa de botones color azul cielo.

—Hija, ven a conocer a nuestro nuevo vecino — soltó mi madre apenada. Lanzándome una mirada que no pude descifrar.

No era de asociarme con vecinos, no era de mucho trato con ellos y mucho menos de ir a sus casa a tomar el té por la tarde. Llamenme odiosa pero para mi es dificil ganarse mi confianza, y mi madre y hermana le estaban dando demasiada a ese extraño.

Sólo le dedique una sonrisa y me dirigí a la cocina a buscar mi desayuno. Lo revise antes de meterlo en la mochila y volví a la sala sonriente para mostrar amabilidad y no ser tan descortés, después de todo el chico le habia dado rosas a mi madre de bienvenida y debió significar mucho para ella.

Pase por su lado para salir con la mirada puesta al suelo como si estuviera apenada o algo parecido. Mis ojos ardían y trate parecer desapercibida para que mi madre no viera mis ojos rojos eh hinchados para ahorrarle el discurso de camino a la preparatoria.

—Lo siento, es que ella es algo.... — mi madre trató de decir una palabra que fuera acuerdo con mi situación, para ella no era fácil decir que su hija sufria de transtornos.

Orgulloso Silencio ©✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora